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T15.5 [40] 37
Podrías vivir por siempre en el instante santo,
empezando ahora
y alcanzando la Eternidad, gracias a una razón muy sencilla.
38
No empañes la sencillez de esa razón pues, si lo haces, será
únicamente
porque prefieres
no
reconocerla, y
no
abandonarla.
39
La sencilla razón
4
, llanamente expuesta, es ésta: El instante santo es un lapso de tiempo en el que recibes
y das
una comunicación perfecta.
40
No obstante, esto quiere decir que es un momento en el que tu mente está
receptiva
, tanto para recibir
como
para dar.
41
En el instante santo se reconoce que todas las mentes
están
realmente comunicadas entre sí.
42
Por consiguiente, en el instante santo no tratas de
cambiar
nada, sino simplemente de
aceptarlo
todo.
UCSM TEXTO CH 15
EL PROPÓSITO DEL TIEMPO
T15.5
PRACTICAR EL INSTANTE SANTO
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 169
Por la gracia
1
vivo. Por la gracia me libero.
|
L169.1 1
La gracia es el aspecto del Amor de Dios que más se asemeja al estado que prevalece en la Unicidad
2
de la Verdad.
2
La gracia es la aspiración más elevada que se puede tener en este mundo, pues conduce enteramente más allá de él.
3
Se encuentra más allá del aprendizaje, aunque es la meta del aprendizaje, pues la gracia no puede venir hasta que la mente no se haya preparado a sí misma para aceptarla de verdad.
4
La gracia se vuelve inevitable a aquellos que han preparado una mesa donde pueda ser delicadamente depositada y recibida con agrado: un altar inmaculado y santo para recibir este don.
L169.2 5
La gracia es la aceptación del Amor de Dios en un mundo donde aparentemente se odia y se tiene miedo.
6
Sólo mediante la gracia pueden desaparecer el odio y el miedo, pues la gracia presenta un estado tan opuesto a todo lo que el mundo ofrece que aquellos cuyas mentes están iluminadas por el donde la gracia no pueden creer que el mundo del miedo
3
sea real.
L169.3 7
La gracia no es algo que se aprende.
8
Este último paso tiene que ir más allá de todo aprendizaje.
9
La gracia no es la meta
4
que este
Curso
aspira a alcanzar.
10
No obstante, nos preparamos para ella en el sentido de que una mente receptiva es capaz de oír el llamamiento para despertar,
11
pues no se ha cerrado completamente a la Voz que habla por Dios.
12
Esta mente se ha dado cuenta de que hay cosas que no sabe, y, por lo tanto, dispuesta a aceptar un estado completamente diferente de la experiencia que le es familiar.
|
1
El
Estado de Gracia (o Gracia)
, con mayúscula, es nuestro eterno Estado Natural en el que Todos, como Almas, perfectas y eternas, somos Una en Cristo, el Hijo, y el Hijo es Uno con el Padre. Todo es Amor compartido por Todos en perfectas Paz y Alegría. En minúscula,
estado de gracia (o gracia)
es el reflejo aquí de ese eterno Estado Natural y se experimenta cuando, pensando y percibiendo con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente y extendemos milagros a otro y, por medio de él, a todos los demás. Ver
T3.3 [24] 84, T7.12 [108], L168
2
La
Unicidad
, con mayúscula es, en el eterno Presente del Cielo, Dios creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula,
unicidad
es la idea procesada en nuestro espíritu —la parte de nuestro cerebro que es capaz de compasión, de compartir y de amistad desinteresada— nacida del anhelo natural de unirnos amorosamente a todos y a todo, cuando logramos acallar en nuestro cerebro los deseos, ambiciones y pasiones del ego. Es el reflejo aquí de lo que queremos creer que es la eterna Unicidad de Dios. Ver
T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
3
El
miedo
es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando decides pensar con el Espíritu Santo y aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseña que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver
T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
4
La
meta
del
Curso
: es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver
T4.2 [21] 111, T7.4 [23], T8.4 [22]
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L E C C I Ó N 169
Por la gracia
1
vivo. Por la gracia me libero.
pár
4-7
|
L169.4 13
Tal vez parezca que estamos contradiciendo nuestra afirmación que la revelación de que el Padre y el Hijo son Uno ya ha sido establecida.
14
Pero también hemos dicho que es la Mente
5
la que determina cuándo ha de ocurrir ese momento, y que ya lo hizo.
15
No obstante, te exhortamos a que des testimonio de la Palabra de Dios para que cuanto antes se dé la experiencia de la Verdad y para acelerar su advenimiento a toda mente que reconozca los efectos de la Verdad en ti.
L169.5 16
La Unicidad es sencillamente la idea de que Dios
es
.
17
Y en Su Ser
6
, Él abarca todas las Cosas
7
.
18
Ninguna mente
8
contiene otra cosa que no sea Él.
19
Decimos "Dios es" y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido.
20
No hay labios que las puedan pronunciar, ni ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente de la otra como para concienciar ahora algo que no sea ella misma.
21
La mente se ha unido a su Fuente y, al igual que Ella, sencillamente es.
L169.6 22
No podemos hablar, escribir, ni pensar sobre esto en absoluto.
23
Esta experiencia emerge en cada mente que reconoce totalmente que su voluntad —que realmente es La de Dios— fue dada completamente y recibida completamente.
24
Esta experiencia regresa la mente al reflejo aquí del Estado de eterno Presente, donde el pasado y el futuro no pueden concebirse.
25
Esta experiencia se da más allá de la salvación, es decir, más allá de todo pensar sobre el tiempo, más allá del proceso de perdonar y de la santa faz de Cristo.
26
Durante esta experiencia, el Hijo de Dios sencillamente ha desaparecido en Su Padre, tal como Su Padre ha desaparecido en Él.
27
El mundo nunca existió bajo ninguna forma.
28
La Eternidad sigue siendo un Estado invariable.
L169.7 29
Esto está más allá de la experiencia que estamos tratando de que se dé.
30
No obstante, cuando se enseña y se aprende lo que es perdonar, ello trae consigo experiencias que dan testimonio de que el momento en que la propia mente decida abandonar todo excepto esta experiencia está por llegar.
31
No lo apuramos, como si lo que vas a ofrecer se hubiese ocultado a Aquel que enseña lo que significa perdonar.
32
Todo aprendizaje ya se encontraba en Su Pensar, logrado y completo.
33
En efecto, el Espíritu Santo reconoció todo lo que el tiempo encierra y se lo dio a todas las mentes para que cada una de ellas pudiera determinar, desde un punto en el que el tiempo se hubiese acabado, cuándo ha de ser liberada para la revelación y la Eternidad.
|
5
La
Mente
, con mayúscula, se refiere a la Mente única de Dios o de Cristo, y representa el agente que activa al Espíritu, aportándole su energía creadora. El Espíritu es el Pensamiento de Dios Que Él creó a Su semejanza. El Espíritu unificado es el Hijo único de Dios, o Cristo, en Quien nuestras Almas perfectas y eternas son Uno. En minúscula, la
mente
representa nuestra mente aquí, en la separación, y puede estar acertada o equivocada dependiendo de la voz que escuche. El
Curso
la describe como si tuviese dos partes: el espíritu (o mente acertada) y el ego. El espíritu es la parte que aún puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, cuando pensamos, percibimos, perdonamos y extendemos milagros con Él. El ego es la parte que piensa según la evolución, es completamente ilusoria y sólo hacedora de ilusiones. Ver
T30.4 [43], T6.5 [46] 11, T6.5 [48]
6
Ser
, con mayúscula, es el Ser de Dios, Que, en el eterno Presente de Su Unicidad, abarca todas las Cosas creadas por Él en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, a saber: nuestras Almas, Uno en Cristo, Su único Hijo. En minúscula,
ser
—cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo— es la experiencia de ser aquí el reflejo de lo que realmente somos todos con Dios en Su eterna Unicidad. Cuando pensamos con el ego,
ser
es la experiencia en nosotros de nuestro ego.
7
… creadas por Él, a saber: Su único Hijo a Quien creó en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. No creó más nada.
8
… en su espíritu,
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L E C C I Ó N 169
Por la gracia
1
vivo. Por la gracia me libero.
pár
8-11
|
L169.8 34
Ya hemos repetido en varias ocasiones que no haces más que emprender un viaje ya concluido.
35
Pues
9
la Unicidad tiene que estar aquí.
36
Cualquiera que sea el momento en el que la Mente haya fijado para comunicar revelaciones, éste es completamente irrelevante para Lo que tiene necesariamente que ser un Estado invariable, eterno como siempre Lo ha sido y por siempre como Lo es ahora.
37
Nosotros sencillamente asumimos la parte que hace mucho nos fue asignada y plenamente reconocida como perfectamente realizada por que Aquel que escribió el guión de la salvación
10
en Nombre de Su Creador y en Nombre del Hijo de Su Creador.
L169.9 38
No hay necesidad de clarificar más Lo que nadie en el mundo puede comprender.
39
Cuando te llegue la revelación de Tu Unicidad, Lo conocerás y Lo comprenderás plenamente.
40
Pero, por ahora, es mucho lo que aún nos queda por hacer, pues aquellos que se encuentran en el tiempo pueden hablar de cosas que están más allá de él y escuchar palabras que explican que lo que ha de venir ya sucedió.
41
No obstante, ¿qué significado pueden tener estas palabras para los que todavía cuentan las horas y se levantan, trabajan y se van a dormir de acuerdo con ellas?
L169.10 42
De momento, es suficiente decir que tienes trabajo por delante para poder desempeñar tu parte.
43
El final seguirá siendo nebuloso para ti hasta que tu parte haya sido ejecutada.
44
Pero eso no importa,
45
pues tu parte sigue siendo el pilar sobre lo que todo lo demás descansa.
46
A medida que asumas el papel que te fue encomendado, la salvación se acercará un poco más a cada corazón incierto cuyo latir no esté aún en sintonía con Dios.
47
El perdón es el tema central que rige a todo lo largo de la salvación, al mantener a todas sus partes en relaciones significativas entre sí, dirigir el curso que lleva en la dirección acertada y asegurar así su resultado.
L169.11 48
Y ahora pedimos que se nos conceda la gracia, el último presente que la salvación puede otorgar.
49
La experiencia que la gracia proporciona es temporal, pues la gracia prefigura el Cielo pero sin reemplazar todavía, y por un breve lapso, la idea de tiempo.
50
Pero ese lapso es suficiente.
51
Pues es en él donde vas a extender los milagros que, por medio de la experiencia de la gracia, recibas en los instantes santos; milagros que has de devolver a todos los que ven la luz que aún brilla en tu faz.
|
9
… el reflejo de
10
La
salvación
es el proceso por el cual, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez, queremos creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya eterna Unicidad todos —como Almas perfectas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios— estamos realmente. Para ello, vamos dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, queremos pensar con el Espíritu Santo, aceptamos el Redimir para nosotros mismos, perdonamos al otro y a los demás, entablamos relaciones santas y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver
T11, T31, L96, L186, LTe.2 (-L231)
|
L E C C I Ó N 169
Por la gracia
1
vivo. Por la gracia me libero.
pár
12-14
|
L169.12 52
¿Qué es la faz de Cristo, sino la faz del que, habiéndose adentrado por un momento en la intemporalidad, trae de vuelta el claro reflejo de la Unidad que sintió un momento antes para bendecir al mundo?
53
¿Cómo podrías finalmente alcanzarla por siempre mientras una parte de ti se encuentre afuera, sin saber y sin despertarse, y que te necesita como testigo de la Verdad?
L169.13 54
Siéntete agradecido de poder regresar del instante santo, pues te alegró entrar en él por un momento, y acepta los presentes que la gracia te proporcionó.
55
Es a ti mismo a quien los traes de vuelta.
56
Y no muy atrás, se encuentra la Revelación
11
.
57
Su venida es segura.
58
Pedimos que se nos conceda la gracia y la experiencia que la acompaña.
59
Damos la bienvenida a la liberación que ofrece a todos.
60
No estamos pidiendo lo que no se puede pedir.
61
No miramos más allá de lo que la gracia puede dar.
62
Pues esto sí lo podemos dar mediante la gracia que nos ha sido dada.
L169.14 63
Nuestra meta de aprendizaje para este día no excede lo que expresa la plegaria que sigue más adelante.
64
Pero, ¿qué puede haber en el mundo que sobrepase lo que en este día pedimos al Espíritu Santo, Que es el dador de la gracia que pedimos, tal como ésta Le fue concedida a Él?
L169.15 65
Por la gracia vivo.
66
Por la gracia me libero.
67
Por la gracia doy.
68
Por la gracia he de liberar.
|
11
La
revelación
es aquí, una experiencia intensamente personal, que no emana del consciente, de una comunicación de Dios hacia nosotros por medio del Espíritu Santo, en la que brevemente se refleja el conocimiento de la forma original de Comunicación entre Dios y Sus Almas —que somos nosotros, Uno en Su Hijo único— en el eterno Presente de la Unicidad. Es una experiencia que no puede traducirse en algo que tenga sentido para el consciente (de ahí que cualquier intento de describirla con palabras sea usualmente incomprensible), e induce a la vez la sensación extremadamente personal de crear o amar y una suspensión completa —aunque temporal— de la duda y del miedo. Sólo una mente curada puede experimentar una revelación que produzca efectos duraderos por medio del perdón y de la extensión de milagros, lo cual la une directamente con las mentes de los demás. Ver
T1.1.28-50
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo
15
EL PROPÓSITO DEL TIEMPO
T15.5
PRACTICAR EL INSTANTE SANTO
35
-44
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T15.5 [35] 1
Es posible aprender este
Curso
de inmediato
, a no ser que prefieras creer que Lo
que Dios dispone requiere tiempo
.
2
Y esto
sólo
significa que
prefieres seguir demorando
el reconocimiento de que ésa
es
Su Voluntad.
3
El instante santo es
este
mismo y
cada
otro
1
.
4
Cuando
quieras
que un instante sea santo,
lo será
.
5
Cuando
no
quieras, lo desperdiciarás.
6
Tú
eres el que tiene que decidir
cuál
ha de ser santo.
7
No demores esta decisión,
8
pues más allá del pasado y del futuro —donde
no
lo vas a encontrar— el instante santo se encuentra en impaciente disposición para que lo aceptes.
9
No obstante, no lo podrás traer a tu alegre concienciación mientras no lo quieras, pues encierra la
liberación
total de la insignificancia.
T15.5 [36] 10
Por consiguiente, tu práctica
debe
basarse en que estés dispuesto a dejar toda insignificancia a un lado.
11
El instante en que la magnitud descenderá sobre ti no se encuentra más lejos que tu
deseo
de Ella.
12
Mientras no la desees y, en su lugar, prefieras valorar la insignificancia, ésta será la distancia a la que se encontrará de ti.
13
En la medida en que la quieras, en esa misma medida la aproximarás.
14
No pienses que puedes encontrar la salvación de acuerdo con tu propia manera y
alcanzarla
.
15
Abandona
cada uno
de los planes que hayas elaborado para tu salvación en substitución del de Dios.
16
El
Suyo
te satisfacerá, y no
hay
otra cosa que te pueda traer paz.
17
Pues la paz es de Dios, y de nadie más que de Él
2
.
T15.5 [37] 18
Sé humilde ante Él, y, no obstante, grande
en
Él.
19
No
antepongas ningún plan del ego
al
plan de Dios.
20
Pues dejarías vacante tu lugar en Su plan —plan que
debes
llevar a cabo si es que quieres unirte a mí— si decides unirte a cualquier otro plan
que no sea el de
Él.
21
Te exhorto a que lleves a cabo la santa parte que te corresponde en el plan que Él dio al mundo para liberarlo de la insignificancia.
22
Dios quiere que Su anfitrión se una a Su plan en perfecta libertad.
23
Cualquier lealtad que se dé a un plan de salvación
distinto
del Suyo, disminuye en la mente de todos ustedes el valor de lo que Su Voluntad ha dispuesto para ustedes.
24
Y, no obstante, es tu mente la que
es
Su anfitriona.
T15.5 [38] 25
¿Quieres conocer cuán perfecto e inmaculado es el santo altar en el que tu Padre se ha ubicado a
Sí Mismo
?
26
De esto te
darás cuenta
en el instante santo, en el que gustosa y alegremente abandonas
todo
plan que no sea el Suyo.
27
Pues ahí se encuentra la paz, con
perfecta
claridad, porque has estado dispuesto a satisfacer sus condiciones.
28
Puedes pedir el instante santo en
cualquier
momento y
lugar
que quieras.
29
En tu práctica, trata de abandonar
cada
plan que hayas aceptado para encontrar magnitud en la insignificancia.
30
No se encuentra ahí
.
31
Utiliza
el instante santo
sólo
para reconocer que, por tu cuenta,
no puedes
conocer dónde se encuentra la magnitud, y que lo único que harías sería
engañarte
a ti mismo.
T15.5 [39] 32
Yo me encuentro dentro del instante santo tan claramente como tú quieres que esté.
33
Y el tiempo que tardes en aprender a
aceptarme será
el mismo que tardarás en hacer tuyo el instante santo.
34
Te exhorto a que
de inmediato
lo hagas tuyo, pues liberar la mente del anfitrión de Dios de la insignificancia depende de la disposición que se tenga, y
no
del tiempo.
35
La razón de que este
Curso
sea sencillo es que la
Verdad
3
es sencilla.
36
La complejidad forma parte del ámbito del ego, y no es más que un intento por su parte de oscurecer lo que es realmente obvio.
|
|
1
El
instante santo
es aquí, la experiencia del reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios y de todos nosotros —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— Uno en Su Hijo; por consiguiente,
el instante santo no puede ser para ti solo
; puede durar desde una fracción de segundo hasta minutos y horas, y se inicia cuando dejas de lado tu identificación con el ego y su realidad, e invitas al Espíritu Santo a pensar "
nos
"contigo en tu espíritu, la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios. En ese presente, en el que temporalmente no hay pasado ni futuro y, por tanto, estamos momentáneamente libres de culpa, preparas tu mente con todos los medios que te ofrece el
Curso
, para que por medio del perdón y de la extensión de milagros, llegues a ver a Cristo en el otro y, por consiguiente, en ti mismo; y lo harás tantas veces como sea necesario hasta que experimentes y conciencies que al ser su Alma y La tuya realmente Uno en la Eternidad, Allá, al no haber individualidades, no hay nada que perdonar, aunque aquí, aparentemente sí, y de acuerdo a las propias normas del mundo y sus individualidades separadas y en permanente conflicto unas contra otras. El instante santo se expresa plenamente en la relación santa, y cuando ésta comienza, la meta de la relación pasa a ser exactamente lo opuesto de la relación especial que era antes, por eso es imposible que el instante santo llegue a cualquiera de los dos sin el otro y, además, les va a llegar a ambos con que lo pida uno de los dos. Nuestra meta es tratar de convertir cada situación en un instante santo, de manera que nuestras vidas se vuelvan un instante santo permanente en el que, además, ponemos nuestro futuro en las Manos de Dios. Ver
T15.5 a T15.9
2
Paz
, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en la Eternidad por ser amados y amar, es saber que como Almas somos Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo,
paz
es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver
T6.3 [38], T6.6.2, L200
3
La
Verdad
, con mayúscula, es que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente. Dios no creó más nada. Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. En esto radica
aquí
, la paz de Dios. En minúscula, la
verdad
es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver
T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
|
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T15.5
PRACTICAR EL INSTANTE SANTO
pár
40-44
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T15.5 [40] 37
Podrías vivir por siempre en el instante santo,
empezando ahora
y alcanzando la Eternidad, gracias a una razón muy sencilla.
38
No empañes la sencillez de esa razón pues, si lo haces, será
únicamente
porque prefieres
no
reconocerla, y
no
abandonarla.
39
La sencilla razón
4
, llanamente expuesta, es ésta: El instante santo es un lapso de tiempo en el que recibes
y das
una comunicación perfecta.
40
No obstante, esto quiere decir que es un momento en el que tu mente está
receptiva
, tanto para recibir
como
para dar.
41
En el instante santo se reconoce que todas las mentes
están
realmente comunicadas entre sí.
42
Por consiguiente, en el instante santo no tratas de
cambiar
nada, sino simplemente de
aceptarlo
todo.
T15.5 [41] 43
¿Cómo puedes hacer esto si prefieres tener pensamientos
privados y
, además,
guardarlos para ti mismo
?
44
La
única
manera en que
podrías
hacer
esto
sería
negando
la perfecta comunicación
5
que hace que el instante santo sea
lo que es
.
45
Tú
crees
que es posible guardar pensamientos que
no
quieres compartir, y que la salvación radica en que reserves tus pensamientos
para ti solamente
.
46
Pues piensas que en los pensamientos personales —
que únicamente tú conoces
— puedes encontrar la manera de quedarte con lo que
quieres
sólo para ti, y de compartir lo que
quieras
compartir.
47
Y luego te preguntas cuál es la razón que hace que no estés en completa comunicación con los que te rodean y con Dios, Que los rodea conjuntamente a
todos
como Uno.
T15.5 [42] 48
Cada pensamiento que quieren mantener oculto interrumpe la comunicación,
puesto que eso es lo que quieren
.
49
Es imposible reconocer la perfecta comunicación, mientras
interrumpirla
siga teniendo valor para ustedes.
50
Pregúntense sinceramente cada uno de ustedes: "¿
Quiero
establecer una comunicación perfecta?"; y "¿
Estoy completamente
dispuesto a renunciar para siempre a
todo
lo que
la obstaculiza
?"
51
Si la respuesta es no, quiere decir que la disposición del Espíritu Santo para
darles
la perfecta comunicación no es suficiente para que la hagan suya, pues
no
están preparados para
compartirla con
Él.
52
Y la comunicación perfecta no puede llegar a una mente que ha decidido
oponérsele
.
53
Pues el instante santo se da y se recibe con
igual
disposición, por ser la aceptación de la
única
Voluntad
6
que gobierna
todo
pensar.
T15.5 [43] 54
La condición necesaria para que el instante santo tenga lugar
no
requiere que no tengas pensamientos que no sean puros.
55
Pero
sí
requiere que no tengas ninguno que quieras
guardar
.
56
La Inocencia
7
no fue hecha por ti.
57
Se te
da
aquí
8
en el instante en que La
quieras
para ti.
58
No obstante, esto no
sería
Redimir si no se
necesitara
el Redimir
9
.
59
No serás capaz de
aceptar
una comunicación perfecta
10
mientras quieras
ocultártela
.
60
Pues lo que quieres ocultar
está
oculto para ti.
T15.5 [44] 61
Por consiguiente, en tu práctica, trata solamente de mantenerte alerta
contra el engaño
, y no trates de proteger los pensamientos que quieras guardar sólo para ti.
62
Permite que la pureza del Espíritu Santo los haga desaparecer con su brillo, y concentra
toda
tu concienciación en estar preparado para
recibir
la pureza que Él te ofrece.
63
De esta manera, Él te preparará para que reconozcas que realmente
eres
un anfitrión de Dios y no rehén de nadie ni de nada.
|
|
4
… según el Pensar del Espíritu Santo,
5
Comunicación
y Creación, con mayúscula, son, en el Cielo, sinónimos, pues Dios, por medio de Su Pensar de Amor o Espíritu Santo, nos creó como Su Hijo único y, mediante esa Comunicación, estableció para toda la Eternidad un canal para la recepción de Su Amor y de Su Voluntad. En minúscula,
comunicación,
cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de Esa eterna Comunicación y, cuando pensamos con el ego, es la comunicación que tratamos de establecer con las mentes separadas de los demás. Ver
T1.1.49 [81] 1-4, T1.1.51 [86] 4, T14.2 [4] 4-6
6
La
Voluntad de Dios
, en Su eterna Unicidad, es amar y ser amado en paz y alegría por Su único Hijo, Cristo, en Quien todos —como Almas perfectas y eternas— somos realmente Uno y Quien es Uno con Dios, Su Padre. Aquí, la Voluntad de Dios quiere decir que por medio del perdón y de la extensión de milagros nos volvamos el reflejo de la eterna Unicidad en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver
T12.7 [64-65], T13.5 [41]
7
… del Hijo único de Dios que realmente eres que sólo sabe de Amor al igual que Su Padre y Creador…
8
… Su reflejo
9
El
Redimir —
siempre con mayúscula— es, según el
Curso
, el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— nunca nos hemos separado. El camino comienza (primer paso) cuando, frente al caos existencial ocasionado por el ego que experimentamos a diario, concienciamos que anhelamos vivir de otra manera; que, si a veces tenemos impulsos de ser compasivos, de compartir y de amar desinteresadamente, es porque algo en nosotros debe ser más que un ser separado de los demás, regido por las leyes de la evolución y la escasez, que vive una vida sin otro significado que el de sobrevivir con el menor esfuerzo, todo lo mejor y todo el tiempo posible. En este punto (segundo paso), y sin otra prueba que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, el estudiante del
Curso
debe decidir si quiere creer que éstos le vienen de Dios por medio del Espíritu Santo, o más bien de la evolución. Si se decide por la evolución, su motivación para ahondar en ese anhelo y en esos impulsos a favor de otros y expresarlos en hechos concretos, le vendrá de su razonamiento y de la ética que quiera adoptar. En cambio, si mediante un acto de fe acepta que su origen pueda ser divino, también querrá creer que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que su Alma perfecta y eterna es, conjuntamente con todas las demás Almas, una en el único Hijo que Dios ha creado a Su Semejanza y con Quien es Uno en Su eterna Unicidad. Este querer creer le motivará a dar preponderancia a pensar con su espíritu —la parte de la mente que es capaz de compasión, compartir y amar desinteresadamente— y a alejarse del pensar egocentrista del ego, que es la otra parte de su mente que es completamente ilusoria y, por consiguiente, sólo hacedora de ilusiones. El
Curso
nos dice que si decidimos pensar con el Espíritu Santo —que es el tercer paso— Él nos enseñará cómo perdonar y extender milagros y así emprender el camino de regreso a la Unicidad de Dios o proceso del Redimir. Y serán los resultados que obtendremos cada vez más al perdonar y extender milagros, lo que convertirá nuestro querer creer en una fe afianzada en la Verdad que nos propone el
Curso
. Ver
T3.3, T5.3, T9.3
10
… por medio del Espíritu Santo,
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