gráfico por
©Deposit Photos
|
T27.2 [3] 1
Cada vez que consientes sufrir, sentir privación, ser tratado injustamente o tener
cualquier tipo
de necesidad
1
, no haces sino acusar a tu hermano de haber atacado al Hijo de Dios.
2
Presentas ante sus ojos el cuadro de tu crucifixión, para que él pueda ver que sus pecados están escritos en el Cielo con la sangre de tu muerte, y te adelantas a él para cerrar el paso a las puertas del Cielo y condenarlo al infierno.
3
No obstante, esto sólo está escrito en el infierno,
no
en el Cielo
2
, donde te encuentras realmente
a salvo de
los ataques y estás probando su
inocencia
.
4
La imagen de ti que le ofreces, te la muestras a
ti mismo
y le otorgas toda tu fe.
5
El Espíritu Santo, en cambio, te ofrece una imagen de ti mismo para que se la ofrezcas a tu hermano, en la que
no
hay dolor
ni
reproche alguno.
6
Y lo que se había martirizado para causarle culpa, se convierte en el perfecto testigo de su inocencia
3
.
UCSM TEXTO CH 27 II
T27.2
EL CUADRO DE LA CRUCIFIXIÓN
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 287
Tú eres mi única meta, Padre mío,
sólo Tú.
|
L287.1 1
¿Adónde querría ir sino al Cielo?
2
¿Qué podría substituir a la felicidad?
3
¿Qué presente podría preferir a la paz de Dios?
4
¿Qué tesoro querría buscar, hallar y conservar que pudiera compararse con mi Identidad
1
?
5
¿Cómo iba a preferir vivir con miedo
2
que con amor?
L287.2 6
Padre mío, Tú eres mi meta,
7
¿Qué otra cosa aparte de Ti podría desear?
8
¿Qué otro camino sino el que conduce a Ti quisiera recorrer?
9
¿Y qué otra cosa sino Tu recuerdo podría significar para mí el final de los sueños y de las substituciones inútiles de la Verdad?
10
Tú eres mi única meta.
11
Tu Hijo quiere ser Tal como Tú Lo creaste.
12
¿De qué otra manera, sino ésta, podría esperar reconocer a mi Yo y ser uno con mi Identidad?
|
1
Identidad
, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el único Hijo de Dios, en Quien todos, como Almas, somos realmente Uno, y Quien es Uno con Dios. En minúscula, es la
identidad
del ego. Pero cuando decidimos pensar y percibir con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios. Ver
T7.10 [97], T20.9, LTE.14 (-L351)
2
El
miedo
es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando decides pensar con el Espíritu Santo y aceptas solamente los pensamientos amorosos de las Almas de cada uno y de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseña que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver
T2.4, T4.5, T5.7, T11.3, T12.3, T21.5, T23.5, T24.7, T27.3
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo
27
EL CUERPO Y EL SUEÑO
T27.1
INTRODUCCIÓN
1-2
|
T27.1 [1] 1
El deseo de ser tratado injustamente es un intento de compromiso que quiere combinar el ataque con la inocencia.
2
No obstante, ¿quién puede combinar lo que es totalmente incompatible, y formar una unidad con lo que
jamás
puede unirse?
3
Camina por el camino de la bondad
1
y, en la noche, no tendrás miedo del mal ni de las sombras.
4
Pero
2
no coloques símbolos de terror en el camino pues, de lo contrario, estarás tejiendo una corona de espinas de la que
ni
tú
ni
tu hermano podrán escapar.
5
No
te
puedes
crucificar sólo a ti mismo.
6
Y si consideras que te están tratando injustamente, tu hermano
tendrá
necesariamente que sufrir por la injusticia que ves.
7
No
te
puedes
sacrificar sólo a ti mismo,
8
pues el sacrificio es total.
9
Si éste fuese realmente posible, incluiría a toda la Creación de Dios
3
y al Padre con el sacrificio de Su Hijo bienamado.
T27.1 [2] 10
En tu
liberación
del sacrificio
4
se pone de manifiesto
la de tu hermano
, al mostrar que es la suya propia.
11
Pero cada vez que sufres ves en ello la prueba de
su
culpa
5
por haberte atacado.
12
De esta manera, te conviertes en la prueba de que él ha
perdido
su inocencia, y sólo tiene que mirarte para darse cuenta de que
él
ha sido condenado.
13
Y lo que para
ti
ha sido injusto, caerá sobre
él
con plena justicia.
14
La injusta venganza que padeces ahora es de
él
, y cuando
la sufra
,
tú
serás libre.
15
No desees hacer de ti un símbolo viviente de su culpa, pues si lo haces,
no
podrás escapar de la muerte a la que lo condenaste.
16
En cambio, en
su inocencia
hallarás la tuya.
|
|
1
… poniéndole cuidado a los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen desde lo más profundo de tu subconsciente…
2
… pensando con tu ego,
3
La
Creación
, con mayúscula, es en el Cielo la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en la eterna Unicidad o Santísima Trinidad. No creó Más nada, por lo tanto no existe más nada realmente. En minúscula, aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la
creación
es el reflejo de la Creación eterna Que queremos creer que es verdad y que es nuestra verdadera y única Realidad. Cuando pensamos con el ego, no "creamos" sino que "hacemos" según las leyes de este mundo. Ver
T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
4
… al aceptar el Redimir para ti mismo: El
Redimir —
siempre con mayúscula— es, según el
Curso
, el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— nunca nos hemos separado. El camino comienza (primer paso) cuando, frente al caos existencial ocasionado por el ego que experimentamos a diario, concienciamos que anhelamos vivir de otra manera; que, si a veces tenemos impulsos de ser compasivos, de compartir y de amar desinteresadamente, es porque algo en nosotros debe ser más que un ser separado de los demás, regido por las leyes de la evolución y la escasez, que vive una vida sin otro significado que el de sobrevivir con el menor esfuerzo, todo lo mejor y todo el tiempo posible. En este punto (segundo paso), y sin otra prueba que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, el estudiante del
Curso
debe decidir si quiere creer que éstos le vienen de Dios por medio del Espíritu Santo, o más bien de la evolución. Si se decide por la evolución, su motivación para ahondar en ese anhelo y en esos impulsos a favor de otros y expresarlos en hechos concretos, le vendrá de su razonamiento y de la ética que quiera adoptar. En cambio, si mediante un acto de fe acepta que su origen pueda ser divino, también querrá creer que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que su Alma perfecta y eterna es, conjuntamente con todas las demás Almas, una en el único Hijo que Dios ha creado a Su Semejanza y con Quien es Uno en Su eterna Unicidad. Este querer creer le motivará a dar preponderancia a pensar con su espíritu —la parte de la mente que es capaz de compasión, compartir y amar desinteresadamente— y a alejarse del pensar egocentrista del ego, que es la otra parte de su mente que es completamente ilusoria y, por consiguiente, sólo hacedora de ilusiones. El
Curso
nos dice que si decidimos pensar con el Espíritu Santo —que es el tercer paso— Él nos enseñará cómo perdonar y extender milagros y así emprender el camino de regreso a la Unicidad de Dios o proceso del Redimir. Y serán los resultados que obtendremos cada vez más al perdonar y extender milagros, lo que convertirá nuestro querer creer en una fe afianzada en la Verdad que nos propone el
Curso
.
Ver
T2.3, T2.5, T3.3, T5.3, T5.4, T13.9, T14.5, T15.3, L139, M28
5
La
culpa
o
culpabilidad
, aquí, cuando pensamos con el ego, es el sentimiento de haber faltado contra las normas que a lo largo de su vida según sus reflexiones, creencias y experiencias, cada uno ha considerado relevantes. En el Cielo no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas Una en el Alma de Su único Hijo, en el eterno Presente de Su perfecta Unicidad. En cambio, aquí reina la imperfección del ego y de sus obras: el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y de la escasez. Cuando creemos que ésa es nuestra realidad, sentimos culpabilidad por no estar a la altura de la perfección relativa que anhelamos. Pero cuando aceptamos el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente somos esas Almas perfectas y eternas que son Una con el Hijo y, por lo tanto, que no nos hemos separado de Dios. También, en nuestras mentes que ahora piensan con el Espíritu Santo, queremos ver las faltas imperdonables como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros, y de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos y hacemos en el Cielo, a saber: Almas que son Una en el Hijo, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo que así era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver
T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
|
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo
27
EL CUERPO Y EL SUEÑO
T27.2
EL CUADRO DE LA CRUCIFIXIÓN
3-12
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T27.2 [3] 1
Cada vez que consientes sufrir, sentir privación, ser tratado injustamente o tener
cualquier tipo
de necesidad
1
, no haces sino acusar a tu hermano de haber atacado al Hijo de Dios.
2
Presentas ante sus ojos el cuadro de tu crucifixión, para que él pueda ver que sus pecados están escritos en el Cielo con la sangre de tu muerte, y te adelantas a él para cerrar el paso a las puertas del Cielo y condenarlo al infierno.
3
No obstante, esto sólo está escrito en el infierno,
no
en el Cielo
2
, donde te encuentras realmente
a salvo de
los ataques y estás probando su
inocencia
.
4
La imagen de ti que le ofreces, te la muestras a
ti mismo
y le otorgas toda tu fe.
5
El Espíritu Santo, en cambio, te ofrece una imagen de ti mismo para que se la ofrezcas a tu hermano, en la que
no
hay dolor
ni
reproche alguno.
6
Y lo que se había martirizado para causarle culpa, se convierte en el perfecto testigo de su inocencia
3
.
T27.2 [4] 7
El poder de un testigo transciende toda creencia debido a la convicción que trae consigo.
8
Se le cree
porque
apunta más allá de sí mismo hacia lo que realmente
representa
.
9
Tu imagen de sufrido y enfermo no representa otra cosa que la culpa de tu hermano: el testigo que le envías, no vaya a ser que olvide el daño que te ocasionó, del que juras que jamás escapará.
10
Tú aceptas
esta lamentable y enfermiza imagen siempre que sirva para castigarlo.
11
Los enfermos no sienten compasión por nadie, e intentan matar por contagio.
12
La muerte les parece un precio razonable si con ello pueden decir "Mírame hermano, por tus manos muero".
13
Pues la enfermedad da testimonio de la culpa de su hermano, y la muerte probaría que sus errores
tenían
que ser pecados.
|
|
1
… que es lo que te indican según la creencia de tu ego, las leyes de la evolución y escasez que rigen la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen…
2
Cielo
, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, Una en el Alma única de Cristo, Su Hijo, a saber que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver
T4.2 [19] 103, T4.4 [41] 3-5, T9.11 [103] 75, L138
3
… porque su Alma, al igual que La tuya y Las de todos los demás, es perfecta y eterna. Por consiguiente, realmente hay una sola Alma: La del Hijo de Dios en el eterno Presente de la Unicidad
|
|
T27.2
EL CUADRO DE LA CRUCIFIXIÓN
pár 5-6
|
|
T27.2 [5] 14
La enfermedad
4
no es sino una "leve" forma de muerte; una forma de venganza que todavía no es total.
15
No obstante, habla con certeza en nombre de lo que representa:
16
El amargo y desolado cuadro que enviaste a tu hermano, a quien
miraste
con pesar
5
.
17
Y creíste que todo lo que el cuadro le mostraba era real,
porque
daba testimonio de su culpa, la cual percibiste y apreciaste.
18
Ahora, en manos vueltas mansas por Su contacto, el Espíritu Santo enseña un cuadro con una imagen muy
diferente
de ti.
19
Sigue siendo el cuadro de un cuerpo
6
, pues lo que
realmente
eres no puede verse ni pintarse.
20
No obstante,
este
cuerpo
no
se ha utilizado para atacar, y por consiguiente, jamás experimentó dolor alguno.
21
Da
testimonio de la eterna Verdad
7
, que dice que realmente no puedes ser herido, y apunta
más allá de
Sí Misma hacia
tu
inocencia y
la de tu hermano
.
T27.2 [6] 22
Muéstrale
esto
a tu hermano, y se dará cuenta de que toda herida ha sido curada, y de que todas las lágrimas han sido enjugadas en medio de risas y Amor.
23
Y allí, tu hermano verá su propio perdón y, con ojos curados, mirará
más allá del
perdón hacia la inocencia que ve en ti.
24
Ésta es la prueba de que
nunca
pecó: realmente nada de lo que su locura le ordenó hacer ocurrió
jamás,
ni tuvo efectos de
ninguna
clase;
25
ningún
reproche que guardara en su corazón estuvo
jamás
justificado; y
ningún
ataque podrá hacerle sentir jamás el venenoso e inexorable aguijón del miedo.
26
Atestigua su inocencia y
no
su culpa.
27
Tu
curación es su alivio y
su
salud,
porque prueba
que las ilusiones
8
no son verdad.
|
|
4
La
enfermedad
de todas las enfermedades, cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas, y dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver
T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
5
… por estar pensando con el sistema de pensamiento del ego: El
ego:
es el pensar individual que, pasando por alto el Pensar de Amor de la eterna Unicidad —en el Cual, todos, cual Almas perfectas y eternas, somos Uno en el Alma del Hijo único de Dios, Quien es Uno con nuestro Padre y Creador— adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo se podía separar de Dios y crear por su cuenta y, por haber olvidado el Hijo de Dios reírse de ese pensar individual, éste se convirtió, en la ahora mente separada, en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad diferente y opuesta a La de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes y trocitos, contra las cuales compite caóticamente en diferentes relaciones especiales hasta la muerte. Ver
T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (- L331
6
El
cuerpo
—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el
cuerpo
es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver
T1.1.51 [86] 5, T2.2 [45], T2.3 [53] 14-15, T2.3 [56] LTe.5 (-L261)
7
La
Verdad
, con mayúscula, es que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente. Dios no creó más nada. Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. En esto radica
aquí
, la paz de Dios. En minúscula, la
verdad
es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver
T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
8
Ilusión
es todo lo "hecho" por nuestro ego primordial, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver
T8.5 [41], T16
|
|
T27.2
EL CUADRO DE LA CRUCIFIXIÓN
pár 7-10
|
|
T27.2 [7] 28
No es la Voluntad de Dios
9
de que haya Vida
10
lo que motiva este mundo, sino el deseo de morir.
29
El
único
propósito del mundo es
probar que la culpa es real
.
30
Ningún pensamiento, acto o sentimiento en este mundo tiene otra motivación que ésa.
31
Éstos son los testigos que se convocan para que se crea en ellos, y convenzan de que el sistema que representan y a favor del cual hablan es real.
32
Cada uno dispone de muchas voces que te hablan a ti y a tu hermano en lenguas diferentes.
33
No obstante, el mensaje es el mismo para ambos.
34
El adorno del cuerpo es una forma de mostrar lo hermosos que son los testigos de la culpa.
35
Tus preocupaciones por el cuerpo demuestran lo frágil y vulnerable que es tu vida; lo fácil que se puede destruir lo que amas.
36
La depresión habla de muerte y la vanidad de preocuparse de verdad por nada en absoluto.
37
El testigo más convincente de la futilidad —que refuerza a todos los demás y les ayuda a pintar un cuadro en el que se justifica el pecado— es la enfermedad, bajo cualquier forma que se manifieste.
T27.2 [8] 38
Los enfermos tienen razones para justificar cada uno de sus deseos antinaturales y extrañas necesidades.
39
Pues, ¿quién podría vivir una vida que pronto será truncada, y
no
atribuir valor a las alegrías pasajeras?
40
¿Qué placeres hay que
sean
perdurables?
41
¿No tienen los débiles
el derecho
de creer que cada migaja de placer robado constituye una justa retribución por sus vidas mediocres?
42
Sus respectivas muertes pagarán el costo de todos los placeres, tanto si los disfrutaron como si no.
43
El ocaso de la vida tiene necesariamente que llegar, sin que importe cómo se haya vivido.
44
Por consiguiente, se deleitan con lo que es breve y efímero
11
.
T27.2 [9] 45
Pero éstos
no
son realmente pecados, sino testigos de la extraña creencia de que pecado y muerte son reales, y de que tanto la inocencia como el pecado acabarán igualmente en la tumba.
46
Si esto fuese verdad
se tendrían
ciertamente motivos para contentarse con ir en pos de alegrías pasajeras y disfrutar de cada pequeño placer cada vez que se le presente a uno la oportunidad.
47
No obstante, en este cuadro
no
se percibe el cuerpo como algo neutral y
desprovisto
de una meta en sí mismo.
48
Al contrario, se convierte en el símbolo del reproche, el signo de la culpa, cuyas consecuencias siguen estando a la vista, de manera que
jamás
pueda negarse la causa.
T27.2 [10] 49
Tu función consiste en probar a tu hermano que el pecado realmente no puede
tener
causa
12
.
50
Por eso, ¡cuán deprimente
tiene
que ser verte a ti mismo como una imagen de la prueba de que lo que tu función realmente es
13
nunca podrá ser!
51
En cambio, la imagen que ofrece el Espíritu Santo no convierte al cuerpo en lo que realmente no es.
52
Sólo elimina de él
14
todo
vestigio de acusación y reproche.
53
Al representársele como algo
carente
de un propósito real, al cuerpo no se le puede considerar realmente ni enfermo ni saludable, ni bueno ni malo.
54
No da lugar a que pueda ser juzgado
15
, en modo
alguno
.
55
No tiene realmente vida, pero tampoco está muerto.
56
Es ajeno a
cualquier
experiencia de Amor
o
de miedo.
57
Por el momento no da testimonio de
nada
, al no tener un propósito determinado y encontrarse la mente libre otra vez para decidir qué debe hacer ese
propósito
.
58
Ahora el cuerpo no está condenado, sino a la espera de que se le
dé
un propósito, de modo que pueda realizar la función que se le encomendará.
|
|
9
La
Voluntad de Dios
, en el eterno Presente de Su Unicidad —en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas son Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver
T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
10
La
Vida
, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente del Cielo o Realidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas y eternas, somos Uno en el único Hijo de Dios, Cristo, Que es Uno con Dios en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula,
vida
quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo, o de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver
T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
11
… así es la realidad según tu ego…
12
… porque Dios no lo creó.
13
Nuestra
verdadera función
es tratar de ser aquí un reflejo de lo que realmente somos todos en la eterna Unicidad: Almas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios; reflejo que se logra en el instante santo del mundo real, después de haber aceptado el Redimir para sí mismo y luego, haber perdonado totalmente a otro y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo. A cada persona el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación que sólo ella puede desempeñar, porque es una parte que le fue asignada
únicamente
a ella. Y el plan no se habrá llevado a término hasta que ella descubra cuál es su función especial, y desempeñe la parte que le fue asignada para completarse a sí misma en el otro y en los demás, en un mundo donde rige la incompleción. Ver
T18.6 [45], T20.5 [32], L62, L64, L65, L66, L9
14
… en tu mente
15
Juzgar
es el complemento de la percepción del ego en el proceso fundamental para sobrevivir en la realidad de este mundo —mientras nuestro cuerpo viva en él— por el cual interpretamos y luego juzgamos la información recibida por nuestros sentidos de algo separado de nuestra mente, proceso que culmina con nuestra decisión en cuanto a lo que son o cómo son las cosas, cuáles son potencialmente favorables y/o valiosas y cuáles peligrosas y/o culpables.
(T3.7 [57] 42-46)
Cuando aplicamos este proceso a personas, decidimos cuáles merecen que entremos con ellas en una relación especial, cuáles nos son indiferentes, y cuáles merecen castigo. El juzgar a tiempo nos protege y mantiene a salvo, aunque también establece separaciones, culpa, miedo y la carga imposible de tratar de actuar como Dios.
(M10.6)
Pero juzgar no es nuestra función,
(T14.6 [49] 25-27)
pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada nos lleva al conocimiento. Él no observa otra cosa que la diferencia que hay entre el reflejo aquí de la Realidad y las ilusiones de este mundo.
(M8.6)
Cuando habiendo aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido milagros, pensemos y percibamos acertadamente con el Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar lo más posible que aquí sea el reflejo de la Realidad. Ver
T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
|
|
T27.2
EL CUADRO DE LA CRUCIFIXIÓN
pár 7-10
|
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T27.2 [11] 59
En este espacio vacío
16
—del que la
meta
de pecar ha sido erradicada— se puede recordar libremente al Cielo.
60
Aquí, Su paz puede venir y la perfecta curación reemplazar a la muerte.
61
El cuerpo puede devenir en símbolo de Vida, en promesa de redención y en hálito de inmortalidad para los que están cansados de respirar el fétido hedor de la muerte.
62
Permite que curar
17
sea su
propósito
.
63
Así, pregonará el mensaje que recibió y, mediante su salud y belleza, proclamará la Verdad y el valor de lo que verdaderamente representa.
64
Deja que reciba el poder de representar
18
, una Vida sin fin, eternamente libre por siempre de ataques.
65
Y a tu hermano permite que el mensaje del cuerpo sea: "Mírame, hermano, estoy vivo gracias a ti".
T27.2 [12] 66
La manera más fácil de permitir que esto se cumpla es simplemente ésta: no permitas al cuerpo tener ningún propósito proveniente del pasado, cuando estabas seguro de
saber
que su propósito era fomentar la culpa.
67
Pues esto reafirma que tu imagen enfermiza es un símbolo duradero de lo que el cuerpo representa.
68
Esto no deja resquicio alguno para darle una perspectiva
diferente
, un propósito
distinto
.
69
Tú
no
sabes cuál es su verdadero propósito.
70
Lo único que hiciste fue darle la
ilusión
de un propósito a una cosa hecha por ti para ocultar tu verdadera función de ti mismo.
71
Esta cosa
sin
un propósito verdadero no puede ocultar la función que el Espíritu Santo te encomendó.
72
Así pues, permite que el propósito
del cuerpo
y
tu
función se reconcilien finalmente y se vean como una misma cosa.
|
|
16
… en tu mente: La
Mente
, con mayúscula, se refiere a la Mente única de Dios o de Cristo, y representa el agente que activa al Espíritu, aportándole su energía creadora. El Espíritu es el Pensamiento de Dios Que Él creó a Su semejanza. El Espíritu unificado es el Hijo único de Dios, o Cristo, en Quien nuestras Almas perfectas y eternas son Uno. En minúscula, la
mente
representa nuestra mente aquí, en la separación, y puede estar acertada o equivocada dependiendo de la voz que escuche. El
Curso
la describe como si tuviese dos partes: el espíritu (o mente acertada) y el ego. El espíritu es la parte que aún puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, cuando pensamos, percibimos, perdonamos y extendemos milagros con Él. El ego es la parte que piensa según la evolución, es completamente ilusoria y sólo hacedora de ilusiones. Ver
T2.2, T2.3, T5.4, T7.6
17
Curar
(o
curación
como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra mente a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver
T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139,
18
… el reflejo aquí de
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