M1.1
TOLERANCIA
M4.4.1 [13] 1
Los maestros de Dios no juzgan.
2
Juzgar
6
es ser insincero, pues es asumir un papel que no te corresponde.
3
Juzgar sin autoengañarse es imposible.
4
Juzgar implica que te has engañado a ti mismo con respecto a tus hermanos.
5
¿Cómo, entonces, no te ibas a haber autoengañado?
6
Juzgar implica falta de confianza, y la confianza sigue siendo el subsuelo de roca de todo el sistema de pensamiento del maestro de Dios.
7
Si la pierde, todo su aprendizaje se malogra.
8
Sin juicios, todas las cosas serán aceptables por igual, pues ¿quién podría juzgar de otra manera?
9
Sin juicios, todos los hombres son hermanos, pues ¿a cuál se podría apartar como si no lo fuese?
10
Juzgar destruye la sinceridad y quebranta la confianza.
11
El maestro de Dios no puede juzgar y, al mismo tiempo, esperar aprender.
UCSM
MANUAL PARA LOS MAESTROS
M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es UN MILAGRO?
1-5
|
LTe.13 (-L341).1 1
Un milagro es una corrección
1
.
2
No crea, ni realmente cambia nada en absoluto
2
.
3
Sólo observa la devastación
3
y le recuerda a la mente
4
que lo que ve
5
es falso.
4
El milagro deshace
6
el error, pero sin intentar ir más allá de la percepción
7
, ni exceder la función del perdonar
8
.
5
Por consiguiente, se mantiene dentro de los límites del tiempo.
6
No obstante, allana el camino para el retorno del reflejo aquí del eterno Presente y el despertar del Amor
9
, pues el miedo
10
ha de desvanecerse ante el suave remedio que el milagro trae consigo.
|
1
… de tu forma habitual de pensar con el El
ego,
que es el pensar individual que, pasando por alto el Pensar de Amor de la eterna Unicidad —en el Cual, todos, cual Almas perfectas y eternas, somos Uno en el Alma del Hijo único de Dios, Quien es Uno con nuestro Padre y Creador— adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo se podía separar de Dios y crear por su cuenta y, por haber olvidado el Hijo de Dios reírse de ese pensar individual, éste se convirtió, en la ahora mente separada, en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad diferente y opuesta a La de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes y trocitos, contra las cuales compite caóticamente en diferentes relaciones especiales hasta la muerte. Ver
T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
2
… en la
Unicidad
que, con mayúscula, es en el eterno Presente del Cielo, Dios creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula,
unicidad
es la idea procesada en nuestro espíritu —la parte de nuestro cerebro que es capaz de compasión, de compartir y de amistad desinteresada— nacida del anhelo natural de unirnos amorosamente a todos y a todo, cuando logramos acallar en nuestro cerebro los deseos, ambiciones y pasiones del ego. Es el reflejo aquí de lo que queremos creer que es la eterna Unicidad de Dios. Ver
T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
3
… de la realidad del mundo del ego
4
… que ahora está pensando con el Espíritu Santo,
5
… todavía con los ojos del ego
6
… en la mente
7
Percepción
: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, el Hijo, y Uno con Dios— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, La
percepción
es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual interpretamos o juzgamos la información recibida por nuestros sentidos de algo separado de nuestra mente, algo que ella ha proyectado de acuerdo con su creencia en la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Y cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, nuestra percepción gradualmente se vuelve "
acertada
", es decir, trata de librarse de cualquier pensamiento en el que se ataca, iniciando el proceso de llevarnos a la "
percepción verdadera
" en el mundo real donde perdonaremos a nuestro (s) hermano (s), perdonándonos así a nosotros mismos también. Ver
T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
8
Perdonar
es un proceso que comienza cuando habiendo logrado en la vida el mejor lugar que he podido, dadas las circunstancias en las que me ha tocado nacer y vivir, me pregunto si habrá alguna otra manera de vivir en el mundo con menos competencia, agresividad, y defensas, y con algo de paz y alegría; decido que quiero ver al mundo de otra manera, y para lo cual invito al Espíritu Santo a pensar y percibir conmigo. Luego, al darme cuenta de que la clave de la salvación de la separación y del ego está en el otro, quiero verlo de otra manera, es decir, quiero perdonarlo aún sin saber muy bien qué es perdonar de verdad. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que, por estar pensando con el ego, es la guionista y hacedora de todo este mundo en el que creemos que vivimos. Entonces, el Espíritu Santo me dice: "Hermano mío, escoge de nuevo", que es el segundo paso. El tercer paso se da cuando me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonar aquí, porque no hay nada que perdonar en la Realidad —Donde quiero creer que como Almas estamos todos, Una en Cristo— y al lograr perdonar totalmente a ese otro en el mundo real de mi fuero interior, voy a vivir la divina experiencia de Amor de la unión con él que se va a extender a todos. Este es el último escalón que nos lleva conjuntamente a las puertas del Cielo. Ver
T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
9
Amor
, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas Uno en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es
Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás.
En minúscula,
amor
se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver
P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T4.4, T20.6 [38], L46, L67, L68, L195
10
El
miedo
es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando decides pensar con el Espíritu Santo y aceptas solamente los pensamientos amorosos de las Almas de cada uno y de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseña que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver
T2.4, T4.5, T5.7, T11.3, T12.3, T21.5, T23.5, T24.7, T27.3
|
P A R T E 2
¿Qué es UN MILAGRO?
pár 2-3
|
LTe.13 (-L341).2 7
El milagro contiene el don de la gracia, pues se da y se recibe como una sola cosa.
8
Y así, ilustra la ley de la Verdad
11
, la Cual el mundo
12
no acata, por ser totalmente incapaz de entender los caminos de Aquella.
9
Un milagro invierte la percepción que antes percibía al revés
13
, poniendo fin así a las extrañas distorsiones que estaban manifiestas.
10
Ahora, la percepción
14
es receptiva a la Verdad.
11
Ahora se considera justificado perdonar.
LTe.13 (-L341).3 12
El perdón es la morada de los milagros.
13
Los ojos de Cristo los extiende a todo aquello que miran con compasión y con Amor.
14
La percepción queda corregida en Su mirada y, aquello cuyo propósito era maldecir, ahora viene para bendecir.
15
Cada azucena que se da como muestra de haber perdonado ofrece al mundo entero el milagro silencioso del Amor.
16
Y cada una de ellas es colocada ante la Palabra de Dios, sobre el altar universal
15
al Creador y a la Creación, a la luz de la perfecta Pureza y de la Alegría infinita.
|
11
La
Verdad
, con mayúscula, es que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente. Dios no creó más nada. Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. En esto radica
aquí
, la paz de Dios. En minúscula, la
verdad
es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver
T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
12
… de la mente que se identifica y piensa con el ego
13
… alusión que la retina del ojo "ve" de forma invertida que el cerebro luego endereza…, en contraposición a la
visión de Cristo,
que es la parte de un proceso que comienza cuando habiendo logrado en la vida el mejor lugar que he podido, dadas las circunstancias en las que me ha tocado nacer y vivir, me pregunto si habrá alguna otra manera de vivir en el mundo con menos competencia, agresividad y defensas, y con algo de paz y alegría, para lo cual invito al Espíritu Santo a pensar y percibir conmigo. Luego, al darme cuenta de que la clave para salvarme del ego y de la separación está en perdonar a otro(s) —aún sin saber muy bien qué es perdonar de verdad— empiezo a perdonar hasta lograr en un instante santo del mundo real, perdonarlo(s) totalmente. En ese instante, voy a experimentar la visión de Cristo, que es la divina experiencia de Amor de la unión con otro(s), visión interior que luego voy a extender a todo y todos, ya que quiero creer que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, en la eterna Unicidad de Dios, nuestra única y verdadera Realidad. Ver
T11.7, T12.5 [42]
14
…pensando con el Espíritu Santo,
15
… de la parte "espíritu" de la mente que ahora se identifica con y abarca a todos y a todo querer creer le motivará a dar preponderancia a pensar con su espíritu —la parte de la mente que es capaz de compasión, compartir y amar desinteresadamente— y a alejarse del pensar egocentrista del ego, que es la otra parte de su mente que es completamente ilusoria y, por consiguiente, sólo hacedora de ilusiones. El
Curso
nos dice que si decidimos pensar con el Espíritu Santo —que es el tercer paso— Él nos enseñará cómo perdonar y extender milagros y así emprender el camino de regreso a la Unicidad de Dios o proceso del Redimir. Y serán los resultados que obtendremos cada vez más al perdonar y extender milagros, lo que convertirá nuestro querer creer en una fe afianzada en la Verdad que nos propone el
Curso
.
Ver
T2.3, T2.5, T3.3, T5.3, T5.4, T13.9, T14.5, T15.3, L139, M28
|
P A R T E 2
¿Qué es UN MILAGRO?
pár 4-5
|
LT13 (-L341).4 17
El milagro se acepta primero mediante un acto de fe, porque pedirlo implica que la mente ya está dispuesta a concebir lo que no puede ver ni comprender
16
.
18
No obstante, la fe convocará a sus testigos
17
para demostrar que aquello en lo que se basa está realmente ahí.
19
Y así, el milagro
18
justificará tu fe en él y demostrará que estaba fundado sobre un mundo más real
19
que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido
20
de lo que tú creías que veías.
LT13 (-L341).5 20
Los milagros caen del Cielo como la lluvia sobre un mundo árido y polvoriento, donde creaturas hambrientas y sedientas vienen a morir.
21
Pero ahora tienen agua;
22
ahora el mundo está lleno de verdor.
23
Y brotan señales de Vida
21
por doquier, para demostrar que Lo que nace a la Vida nunca puede morir, pues Lo que tiene Vida es inmortal.
|
16
Tener fe
en algo que nuestra razón y/o lógica y/o sentido común no pueden explicar, es —para nuestro bienestar existencial— querer creer que ese algo de alguna manera, forma o estado existe. Y, en este caso, basado en los impulsos amorosos que emergen desde lo más profundo de mi subconsciente, pido al Espíritu Santo que me sugiera el correspondiente milagro que quisiera extender al otro, a los otros, a los que he perdonado….
17
… los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de lo más profundo del subconsciente, del
residuo bendito,
que es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad.
Ver
T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
18
… por sus efectos
19
… el del reflejo aquí del Amor de Dios
20
El
Redimir —
siempre con mayúscula— es, según el
Curso
, el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— nunca nos hemos separado. El camino comienza (primer paso) cuando, frente al caos existencial ocasionado por el ego que experimentamos a diario, concienciamos que anhelamos vivir de otra manera; que, si a veces tenemos impulsos de ser compasivos, de compartir y de amar desinteresadamente, es porque algo en nosotros debe ser más que un ser separado de los demás, regido por las leyes de la evolución y la escasez, que vive una vida sin otro significado que el de sobrevivir con el menor esfuerzo, todo lo mejor y todo el tiempo posible. En este punto (segundo paso), y sin otra prueba que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, el estudiante del
Curso
debe decidir si quiere creer que éstos le vienen de Dios por medio del Espíritu Santo, o más bien de la evolución. Si se decide por la evolución, su motivación para ahondar en ese anhelo y en esos impulsos a favor de otros y expresarlos en hechos concretos, le vendrá de su razonamiento y de la ética que quiera adoptar. En cambio, si mediante un acto de fe acepta que su origen pueda ser divino, también querrá creer que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que su Alma perfecta y eterna es, conjuntamente con todas las demás Almas, una en el único Hijo que Dios ha creado a Su Semejanza y con Quien es Uno en Su eterna Unicidad. Este querer creer le motivará a dar preponderancia a pensar con su espíritu —la parte de la mente que es capaz de compasión, compartir y amar desinteresadamente— y a alejarse del pensar egocentrista del ego, que es la otra parte de su mente que es completamente ilusoria y, por consiguiente, sólo hacedora de ilusiones. El
Curso
nos dice que si decidimos pensar con el Espíritu Santo —que es el tercer paso— Él nos enseñará cómo perdonar y extender milagros y así emprender el camino de regreso a la Unicidad de Dios o proceso del Redimir. Y serán los resultados que obtendremos cada vez más al perdonar y extender milagros, lo que convertirá nuestro querer creer en una fe afianzada en la Verdad que nos propone el
Curso
.
Ver
T2.3, T2.5, T3.3, T5.3, T5.4, T13.9, T14.5, T15.3, L139, M28
21
La
Vida
, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente del Cielo o Realidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas y eternas, somos Uno en el único Hijo de Dios, Cristo, Que es Uno con Dios en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula,
vida
quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo, o de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver
T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 341
Sólo puedo atacar a mi propia
impecabilidad1, y ella es lo único
que me mantiene a salvo.
|
L341.1 1
Padre, Tu Hijo
2
es santo.
2
Soy el hijo a quien sonríes con Amor y ternura tan profundos, cariñosos y apacibles, que el universo
3
Te devuelve la sonrisa y comparte Tu santidad.
3
Así, qué puros, a salvo y santos somos: porque estando presentes en Tu sonrisa, todo Tu Amor se vierte sobre nosotros; porque realmente vivimos siendo Uno Contigo
4
, en completa Hermandad y Paternidad, en una Impecabilidad tan perfecta, que el Señor de la Impecabilidad nos concibe como Su Hijo, un Universo en el Pensar Que Lo completa.
L341.2 4
Por lo tanto, no nos ataquemos a nosotros mismos
5
,
5
pues Ella contiene la Palabra que Dios nos dio y, en su amable reflejo nos salvamos.
|
1
La
Impecabilidad
, con mayúscula, es la condición de nuestras Almas en la eterna Unicidad de Dios, Que es donde Todas realmente están y son Una en Cristo, Su único Hijo. En minúscula,
impecabilidad
es el reflejo aquí de esa Condición eterna. El estado de impecabilidad es simplemente esto: todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver
T20.5 [32], T25.6 [37]
2
El
Hijo único de Dios
o Cristo, en Quien todos —como Almas— somos realmente Uno, es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver
T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
3
Universo
, con mayúscula, es sinónimo de la Unicidad de Dios, Cielo, Reino de los Cielos, Realidad, es decir, Todo lo creado por Dios, a saber: Nosotros como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de la Unicidad o Santísima Trinidad. No creó Más nada, por lo tanto no existe más nada realmente. En minúscula,
universo
puede significar todo lo que está contenido en el tiempo y el espacio según el ego o, si estás pensando con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de la Unicidad de Dios. Ver
T28.3 [16], T29.7 [39]
4
Unicidad
, con mayúscula es, en el eterno Presente del Cielo, Dios creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula,
unicidad
es la idea procesada en nuestro espíritu —la parte de nuestro cerebro que es capaz de compasión, de compartir y de amistad desinteresada— nacida del anhelo natural de unirnos amorosamente a todos y a todo, cuando logramos acallar en nuestro cerebro los deseos, ambiciones y pasiones del ego. Es el reflejo aquí de lo que queremos creer que es la eterna Unicidad de Dios. Ver
T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
5
… pensando todo el tiempo "yo", "yo", "yo" con el ego…
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
11-17
[LA LECTURA DE TEXTO ESTÁ EN ESPERA PARA EL FIN DE SEMANA]
|
M4.3
SINCERIDAD
M4.3.1 [11] 1
Todos los demás rasgos de los maestros de Dios se basan en la confianza
1
.
2
Una vez que ésta se ha alcanzado, las otras seguirán sin falta.
3
Sólo los que tienen confianza pueden permitirse ser sinceros, pues sólo ellos pueden ver el valor de la sinceridad.
4
La sinceridad no se limita únicamente a lo que dices.
5
El verdadero significado del término es ser consecuente:
6
nada de lo que dices está en contradicción con lo que piensas o haces; ningún pensamiento se opone a otro; ningún acto contradice tu palabra, ni ninguna palabra está en desacuerdo con otra.
7
Así son los verdaderamente sinceros.
8
No están en conflicto consigo mismos a ningún nivel
2
.
9
Por lo tanto, les es imposible estar en conflicto con nadie o con nada.
M4.3.2 [12] 10
La paz
3
mental que experimentan los maestros de Dios avanzados se debe en gran medida a su perfecta sinceridad.
11
Solo el deseo de engañar es lo que hace posible la guerra.
12
Nadie que sea uno consigo mismo
4
, puede siquiera concebir conflictos.
13
Los conflictos son el resultado inevitable del autoengaño, y el autoengaño es insinceridad.
14
Para un maestro de Dios no hay desafíos,
15
pues éstos implicarían que hay dudas, y la confianza en la que los maestros de Dios descansan con absoluta seguridad hace que la duda sea imposible.
16
Por lo tanto
5
, sólo pueden triunfar.
17
En esto, como en todo, son sinceros.
18
Triunfan porque nunca hacen su voluntad sólo para ellos.
19
Deciden para toda la humanidad; todo el mundo y todas las cosas que éste contiene; lo que es inalterable e inmutable más allá de las apariencias, y por el Hijo de Dios y su Creador.
20
¿Cómo no van a triunfar?
21
Escogen con perfecta sinceridad, tan seguros de lo que han decidido como de sí mismos.
|
|
1
… que a su vez se basa en la fe:
Tener fe
en algo que nuestra razón y/o lógica y/o sentido común no pueden explicar, es —para nuestro bienestar existencial— querer creer que ese algo de alguna manera, forma o estado existe. La fe que el Curso nos propone es el estado que se logra al final de un proceso que empieza cuando conciencio que a veces experimento pensamientos altruísticos, caritativos, compasivos, de compartir, de amistad desinteresada, hago algo al respecto, y
quiero creer
que son reflejos del Cielo que me vienen por medio del Espíritu Santo en mí (son los milagros que extiendo); y ese
querer creer
se va a ir transformando en una
fe
al yo aplicar cada vez más y más a mi vida los procesos de no juzgar, perdonar y extender milagros que propone el
Curso
para salvarnos del sistema de pensamiento del ego y de todos los efectos que su separación de Dios ha causado y sigue causando en nuestra mente. Esa
fe
se va a consolidar progresivamente a medida que en las relaciones santas que vayamos formando experimentemos la paz —que no es de este mundo— que los efectos de esos procesos traen consigo, lo cual, a su vez, reforzará nuestra decisión de
querer creer
en la
Verdad
que también nos propone el Curso, a saber, que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad, Nuestra
verdadera Realidad
, donde sólo hay Amor, Paz y Alegría y, que al no haber creado Dios más nada, nada que no sea Ella, realmente existe. Ver
T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327
2
Niveles.
El Curso distingue dos grandes ámbitos o niveles: Dios y la separación. Al nivel de Dios, el Curso lo llama: Realidad, Cielo, Unicidad, Reino de los Cielos, etc., es el eterno Presente o Eternidad, donde realmente estamos todos, como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo. El nivel de la separación es el del tiempo y del espacio. En él encontramos
dos subniveles
: el de
la realidad del pensar del ego
, donde rigen las leyes de la evolución y la escasez, y el de la realidad
del espíritu
, en la que se piensa con el Espíritu Santo y en cuya percepción, no se ve nada que no justifique perdonar, extender milagros y unirse al otro (a los otros) en una relación santa a favor de todos los demás. Ver
T1.1.53 [98], T2.3 [65], T2.4 [73]
3
Paz
, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que como Almas somos Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo,
paz
es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver
T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
4
Cristo
, aquí, es la experiencia mental, en un instante santo del mundo real, de unión o completa identificación con la mente del otro al que creemos haber perdonado totalmente, experiencia que extendemos a todos y a todo, como reflejo aquí de la eterna Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— somos Uno. Ver
T1.1.32 [45], T1.1.34 [48], T30.6 [63], T31.1 [9], T31.5
5
… en sus mentes,
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M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
pár 13
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M1.1
TOLERANCIA
M4.4.1 [13] 1
Los maestros de Dios no juzgan.
2
Juzgar
6
es ser insincero, pues es asumir un papel que no te corresponde.
3
Juzgar sin autoengañarse es imposible.
4
Juzgar implica que te has engañado a ti mismo con respecto a tus hermanos.
5
¿Cómo, entonces, no te ibas a haber autoengañado?
6
Juzgar implica falta de confianza, y la confianza sigue siendo el subsuelo de roca de todo el sistema de pensamiento del maestro de Dios.
7
Si la pierde, todo su aprendizaje se malogra.
8
Sin juicios, todas las cosas serán aceptables por igual, pues ¿quién podría juzgar de otra manera?
9
Sin juicios, todos los hombres son hermanos, pues ¿a cuál se podría apartar como si no lo fuese?
10
Juzgar destruye la sinceridad y quebranta la confianza.
11
El maestro de Dios no puede juzgar y, al mismo tiempo, esperar aprender.
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6
Juzgar
es el complemento de la percepción del ego en el proceso fundamental para sobrevivir en la realidad de este mundo —mientras nuestro cuerpo viva en él— por el cual interpretamos y luego juzgamos la información recibida por nuestros sentidos de algo separado de nuestra mente, proceso que culmina con nuestra decisión en cuanto a lo que son o cómo son las cosas, cuáles son potencialmente favorables y/o valiosas y cuáles peligrosas y/o culpables.
(T3.7 [57] 42-46)
Cuando aplicamos este proceso a personas, decidimos cuáles merecen que entremos con ellas en una relación especial, cuáles nos son indiferentes, y cuáles merecen castigo. El juzgar a tiempo nos protege y mantiene a salvo, aunque también establece separaciones, culpa, miedo y la carga imposible de tratar de actuar como Dios.
(M10.6)
Pero juzgar no es nuestra función,
(T14.6 [49] 25-27)
pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada nos lleva al conocimiento. Él no observa otra cosa que la diferencia que hay entre el reflejo aquí de la Realidad y las ilusiones de este mundo.
(M8.6)
Cuando habiendo aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido milagros, pensemos y percibamos acertadamente con el Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar lo más posible que aquí sea el reflejo de la Realidad. Ver
T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
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M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
pár 14-15
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M1.2
AFABILIDAD
M4.5.1 [14] 1
Hacer daño es imposible para los maestros de Dios.
2
No pueden infligirlo ni sufrirlo
7
.
3
Hacer daño es el resultado de juzgar.
4
Es el acto insincero que sigue a un pensamiento insincero.
5
Es un veredicto de culpabilidad
8
contra un hermano y, por ende, contra uno mismo.
6
Representa el fin de la paz y la negación del aprendizaje.
7
Demuestra la ausencia del programa de estudios de Dios y su sustitución por la demencia
9
.
8
Todo maestro de Dios tiene que aprender —y bastante pronto en su proceso de formación— que hacer daño borra completamente su función de su concienciación.
9
Hacer daño lo confundirá, le hará tener miedo, estar irritable y abrigar sospechas
10
.
10
Hará que resulte imposible aprender las lecciones del Espíritu Santo
11
.
11
Tampoco se podrá oír en absoluto al Maestro de Dios, excepto por aquellos que se dan cuenta que, de hecho, haciendo daño no se logra nada.
12
No se extrae beneficio alguno.
M4.5.2 [15] 13
Por lo tanto, los maestros de Dios son completamente afables.
14
Necesitan la fuerza de la afabilidad pues, gracias a ella, la función de la salvación
12
se vuelve fácil.
15
Para los que quieren hacer daño, realizar esta función se vuelve imposible.
16
Pero, para los que hacer daño no tiene sentido, la función de la salvación es sencillamente algo natural.
17
¿Qué otra elección sino ésta tiene sentido para los sanos?
18
¿Quién va a escoger el infierno si percibe un camino que conduce al Cielo?
19
¿Y quién escogería la debilidad que necesariamente trae consigo el hacer daño, cuando puede escoger la indefectible fuerza de la afabilidad, abarcadora por completo e ilimitada?
20
El poder de los maestros de Dios radica en su afabilidad, pues comprendieron que sus pensamientos de maldad no emanaban del Hijo de Dios ni de su Creador.
21
Por lo tanto, unieron sus pensamientos a Aquel, Que es su Fuente.
22
Y así, la voluntad de ellos, que siempre fue La del Propio Dios
13
, quedó libre para ser ella misma.
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7
… en sus mentes
8
La
culpa
o
culpabilidad
, aquí, cuando pensamos con el ego, es el sentimiento de haber faltado contra las normas que a lo largo de su vida según sus reflexiones, creencias y experiencias, cada uno ha considerado relevantes. En el Cielo no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas Una en el Alma de Su único Hijo, en el eterno Presente de Su perfecta Unicidad. En cambio, aquí reina la imperfección del ego y de sus obras: el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y de la escasez. Cuando creemos que ésa es nuestra realidad, sentimos culpabilidad por no estar a la altura de la perfección relativa que anhelamos. Pero cuando aceptamos el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente somos esas Almas perfectas y eternas que son Una con el Hijo y, por lo tanto, que no nos hemos separado de Dios. También, en nuestras mentes que ahora piensan con el Espíritu Santo, queremos ver las faltas imperdonables como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros, y de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos y hacemos en el Cielo, a saber: Almas que son Una en el Hijo, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo que así era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver
T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
9
Demencia o locura
es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo y del espacio, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos.
10
… de que el otro u los otros que atacan o se defienden no son realmente Almas perfectas y eternas sino cuerpos… El
cuerpo
—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el
cuerpo
es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver
T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
11
El
Espíritu Santo
, aquí, es el pensar de Cristo que conciencia el Conocimiento que yace más allá de la percepción. Al producirse la separación, el Espíritu Santo comenzó a estar presente aquí como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir. Allá, en la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios, Que nos creó como Almas, Una en Cristo, Su único Hijo. Algunos de Sus sinónimos en el
Curso
son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Maestro", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", " Vínculo", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver
T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
12
La
salvación
es el proceso por el cual, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen —regidos como están por las leyes de la evolución y escasez— queremos creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya eterna Unicidad todos —como Almas perfectas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios— estamos realmente. Para ello, vamos dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, queremos pensar con el Espíritu Santo, aceptamos el Redimir para nosotros mismos, perdonamos al otro y a los demás, entablamos relaciones santas y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver
T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
13
La
Voluntad de Dios
, en el eterno Presente de Su Unicidad —en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas son Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver
T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
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M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
pár 16
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ALEGRÍA
M4.6.1 [16] 1
La alegría es el resultado inevitable de la afabilidad.
2
La afabilidad significa que ahora el miedo
14
es imposible, así que ¿qué puede obstaculizar la alegría?
3
Las manos abiertas de la afabilidad siempre están llenas.
4
Los que son afables no sienten realmente dolor
15
.
5
Tampoco pueden realmente sufrir
16
.
6
¿Cómo no van a ser felices?
7
Están seguros de que los quieren, y por consiguiente, de que realmente están a salvo
17
.
8
La alegría va unida a la afabilidad tan inevitablemente como el pesar acompaña al ataque.
9
Los maestros de Dios confían en Él,
10
y están seguros de que Su Maestro va delante de ellos, asegurándose de que no les hagan ningún daño
18
.
11
Hacen suyos Sus presentes
1920
y siguen Su camino porque la Voz de Dios los dirige en todo.
12
La alegría es el canto de agradecimiento de los maestros de Dios.
13
Y Cristo los mira también con agradecimiento.
14
La necesidad que Él tiene de ellos es tan grande como la que ellos tienen de Él.
15
¡Qué alegría tan inmensa compartir el propósito de la salvación!
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14
El
miedo
es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando decides pensar con el Espíritu Santo y aceptas solamente los pensamientos amorosos de las Almas de cada uno y de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseña que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver
T2.4, T4.5, T5.7, T11.3, T12.3, T21.5, T23.5, T24.7, T27.3
15
… en sus mentes
16
… en sus mentes
17
… en la
Unicidad
que, con mayúscula, es, en el eterno Presente del Cielo, Dios creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula,
unicidad
es la idea procesada en nuestro espíritu —la parte de nuestro cerebro que es capaz de compasión, de compartir y de amistad desinteresada— nacida del anhelo natural de unirnos amorosamente a todos y a todo, cuando logramos acallar en nuestro cerebro los deseos, ambiciones y pasiones del ego. Es el reflejo aquí de lo que queremos creer que es la eterna Unicidad de Dios. Ver
T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
18
… a sus Almas, Que son Lo que realmente son en el eterno Presente de la Unicidad,
19
Presente
se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él.
20
… en sus respectivos espíritus… En minúscula, el
espíritu
es la parte de nuestra mente separada que aún se mantiene en contacto con Dios por medio del Espíritu Santo, y cuyos pensamientos procesamos con la parte de nuestro cerebro que es capaz de altruismo, compasión y de compartir. Cuando perdonamos y extendemos milagros con el Espíritu Santo, nuestro espíritu se convierte aquí en el reflejo del
Espíritu
que, con mayúscula, es el Pensar o Pensamiento de Dios, Que Él creó semejante a Sí Mismo. Todas las Almas unificadas como Una en el Espíritu de Dios es Cristo, el Hijo único de Dios.. Ver
T5.3 [12], T5.5 [33], T31.6, L97
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M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
pár 17
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M1.4
NO QUERER DEFENDERSE
M4.7.1 [17] 1
Los maestros de Dios han aprendido a ser sencillos
21
.
2
No tienen sueños que tengan que defender contra la Verdad
22
.
3
No tratan de hacerse
23
a sí mismos.
4
Su alegría proviene de comprender Quién Los creó.
5
¿Y acaso es necesario defender Lo que Dios creó?
6
Nadie puede convertirse en un maestro de Dios avanzado hasta que no comprenda plenamente que las defensas no son más que insensatos guardianes de ilusiones
24
descabelladas.
7
Cuanto más grotesco es el sueño, más formidables y poderosas parecen ser sus defensas.
8
Sin embargo, cuando el maestro de Dios acepta finalmente mirar más allá de ellas, se da cuenta de que allí no había realmente nada.
9
Al comienzo, permite que se le desengañe lentamente;
10
aunque, a medida que su confianza aumenta, aprende más rápido.
11
No es peligro lo que se experimenta cuando se bajan las defensas;
12
Es seguridad.
13
Es paz.
14
Es alegría.
15
Y es Dios.
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21
… en su pensar y actuar…
22
La
Verdad
, con mayúscula, es que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente. Dios no creó más nada. Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. En esto radica
aquí
, la paz de Dios. En minúscula, la
verdad
es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver
T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
23
Hacer
es el pensar del ego, pensar que de alguna manera hizo el tiempo y el espacio y todo lo que éstos contienen. Mientras que
crear
es el eterno y conjunto Pensar amoroso entre Dios y Su Hijo. Cuando aquí, pensando con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonamos y extendemos milagros, y producimos creaciones, somos un reflejo de las Creaciones que, como Su Hijo, creamos conjuntamente con Dios en el Cielo. Ver
T3.7 [52], T4.2 [18]
24
Ilusión
es todo lo "hecho" por nuestro ego primordial, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver
T8.5 [41], T16
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