Las escrituras ofrecen dos posibilidades esta semana. Juan el Bautista viene del desierto gritando
¡Metanoia!
¡Arrepiéntanse! ¡Cambie su vida!
Metanoia
implica un comienzo nuevo, una nueva dirección, y todos necesitamos eso. Juan llama que simplemente paremos en lo que hacemos.
¿Es ése un grito de Adviento?
Isaías, una voz del exilio, habla de una vara que saldrá del tronco de Isaí; nueva vida aparece de lo que fue percibido como un árbol muerto, una comunidad perdida, y un pueblo. Una nueva visión de paz se canta a un pueblo cautivo. Parte de la nueva visión es un regreso al hogar y un reino pacífico, donde morará el lobo con el cordero, y el leopardo se acostará con el cabrito, el becerro, el león, y la bestia doméstica andarán juntos. Hay una promesa de un niño pastoreándolos. De verdad, la tierra será llena de los conocimientos de Dios, como el agua que cubre la mar.
¿Es ésa una promesa del Adviento?
En estas lecturas la posibilidad de la esperanza se hace realidad. El Adviento parece ofrecer un espacio para menos plática y más pensamiento. Quizás es un tiempo para echar un ojo por segunda veza lo que hemos creído ser imposible. A la gente en East Peru, Iowa, le gusta relatar la historia del Cuáquero que plantó un huerto de manzanos. Un árbol parecía ser diferente así que lo cortó. Era un árbol testarudo y creció otra vez del tronco. Nuestro granjero cuáquero permitió que viviera. Más tarde el árbol produjo una manaza. El granjero dijo que era la manzana más deliciosa que jamás había probado. Así comenzó la historia del descubrimiento de la Manzana Deliciosa en East Peru y, podemos añadir, resultó en mucho dinero para el granjero.
Tal vez Adviento trata con la novedad que es de descubrir en todas partes. Esto parece ser especialmente importante estos días como nuestra iglesia sigue hacer los mismos argumentos cansados y viejos sobre quién es digno de pertenecer a la iglesia.
Pienso en Juan Wesley en 1739, un año después de su conversión famosa. Habló de hacer una cosa vil. Se hace predicador de las calles, decide ir fuera de las paredes de la iglesia y pararse entre los que por una razón u otra eran considerados indignos de ser incluidos dentro de la iglesia. Lo demás es la historia.
¿Fue ése un momento del Adviento?
El metodismo se hizo ese movimiento dentro de la Iglesia Anglicana que simplemente incluía a todos que vendrían. Wesley se juntará con Wilberforce para terminar la práctica de transportar a esclavos en barcos británicos. Organizará el primero boicot de azúcar a causa de que el azúcar fue transportado en los mismos barcos que transportaron a los esclavos. Trabajará para sacar a los niños de las fábricas, y mediante las reuniones semanales de las clases, el comienzo de una clase mediana ahorrativa comenzó a aparecer en Inglaterra.
Es verdad que Wesley era demasiado para la Iglesia de Inglaterra organizada. Tengo sospechas que sería demasiado para la Iglesia Metodista Unida hoy. Pero por un momento, que paremos con los argumentos de quién es digno – que paremos y que escuchémoslo – ¿quién sabe? – es posible que momentos del Adviento puedan ocurrir – aún para nosotros.
¡Ven pronto, Señor Jesús!