"Cuando la brecha ha desaparecido es que hay paz eterna."
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T29.2 [9] 32 No obstante, todo lo que sucede cuando6 la brecha ha desaparecido es que hay7 paz eterna. 33 No más que eso, pero tampoco menos. 34 Si no tuviesen miedo de Dios8, ¿qué podría inducirles a abandonarlo? 35 ¿Qué juguetes o baratijas podría haber en la brecha que pudiesen privarlos de Su Amor por un solo instante? 36 ¿Permitirían que el cuerpo dijese "no" al llamamiento del Cielo9, si no tuviesen miedo de perder el yo al encontrar a Dios? 37 No obstante, ¿acaso podrían ustedes perder su Yo10, al hallarlo?
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UCSM TEXTO
CH 29 EL DESPERTAR
T29.1 INTRODUCCIÓN
T29.2 CLAUSURAR LA BRECHA
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es LA SEGUNDA
VENIDA? pár 1-5
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LTe.9 (-L301).1 1 La Segunda Venida de Cristo —Que es tan segura como que Dios existe— es sencillamente la corrección de todos los errores y el restablecimiento de la cordura1. 2 Es parte de la condición que reinstaura Lo que nunca se perdió y restablece Lo que es eternamente verdad de toda Eternidad y por toda Eternidad2. 3 Es la invitación que se le hace a la Palabra de Dios3 para que ocupe el lugar de las ilusiones4, la señal de que estás dispuesto a dejar que tu perdonar5 descanse sobre todas las cosas6 sin hacer excepciones y sin reservas.
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1 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestro espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
2 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
3 … al Espíritu Santo
4 … en la mente, en el espíritu en vez del ego: en la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro — subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165.
5 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
6 En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
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P A R T E 2
¿Qué es LA SEGUNDA
VENIDA?
pár 2
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LTe.9 (-L301).2 4 Es la naturaleza totalmente inclusiva de la Segunda Venida de Cristo lo que Le permite abrazar al mundo y mantenerte a salvo dentro de Su tranquilo advenir, el cual abarca a todas las cosas vivientes conjuntamente contigo. 5 No hay fin para la liberación que trae la Segunda Venida, pues la Creación de Dios7 tiene que ser necesariamente ilimitada. 6 El perdonar ilumina el camino de la Segunda Venida, porque brilla sobre todos al unísono.
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7 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
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P A R T E 2
¿Qué es LA SEGUNDA
VENIDA?
pár 3
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LTe.9 (-L301).3 7 La Segunda Venida8 marca el fin de las enseñanzas del Espíritu Santo, allanando así el camino para el Juicio Final9, en el que el aprendizaje termina con un último resumen, el cual se extenderá más allá de sí mismo hasta llegar a Dios. 8 La Segunda Venida es el tiempo en el que todas las mentes se ponen en manos de Cristo10 para que sean regresadas al Espíritu11 en el nombre de la verdadera Creación y de la Voluntad de Dios12.
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8 … en tu mente
9 El Juicio Final es, en mi espíritu —después de haber experimentado a Cristo en el otro al que he perdonado completamente— el proceso de evaluar acertadamente lo que tiene valor y lo que no lo tiene. Es comprender a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso, y que lo que es Verdad nunca ha cambiado. Es el don de la corrección que Dios depositó sobre todos mis errores; corrección que me libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. Es saber que Nuestro Padre —Quien yo, al igual que Jesús antes de morir— creía que me había abandonado a la injusticia de este mundo, por el contrario, nos dice a todos y a cada uno: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta, y regresa a Mí. Soy Tu Padre y Tú eres Mi Hijo." Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
10 Cristo, 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que resuelve el proceso de extender el milagro: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión con el Alma del otro(a) por haberlo(a) perdonado completamente, experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas unificadas que realmente somos— somos Uno. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
11 El Espíritu (o Alma) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Espíritu (o Alma) es eterno y nunca nació. El Espíritu sabe, ama y crea. Cuando los Espíritus (o Almas) perfectos y eternos —que realmente somos todos— se unifican como Uno en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Ver T5.3 [12], T5.5 [33], T31.6, L97
12 La Voluntad de Dios —en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
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P A R T E 2
¿Qué es LA SEGUNDA
VENIDA?
pár 4-5
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LTe.9 (-L301).4 9 La Segunda Venida es el único acontecimiento en el tiempo al que el mismo tiempo no puede afectar. 10 Pues a cada uno que alguna vez vino a morir, o que aún ha de venir, o que se encuentra ahora aquí, es igualmente liberado de lo que fue hacedor13. 11 En esta igualdad, Cristo es reinstaurado como una única Identidad14, en la Cual todos los Hijos de Dios se dan cuenta de que todos son realmente Uno. 12 Y Dios el Padre sonríe a Su Hijo, Su única Creación y Su única Alegría.
LTe.9 (-L301).5 13 Ora15 para que esta Segunda Venida llegue pronto, pero no te limites a eso, 14 pues Ella necesita tus ojos, tus oídos, tus manos y tus pies. 15 También necesita tu voz. 16 Pero, sobre todo, necesita tu disposición. 17 Alegrémonos de poder hacer la Voluntad de Dios y unirnos conjuntamente en Su santa luz. 18 ¡Presten atención!, el Hijo de Dios es realmente Uno con Nosotros, y por eso podemos alcanzar el Amor de Nuestro Padre por medio de él.
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13 … la separación y todas sus secuelas…
14 Identidad, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el único Hijo de Dios, en Quien todos, como Almas unificadas como Una, somos realmente Uno con Dios. En minúscula, es la identidad del ego. Pero cuando decidimos pensar y percibir con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios Que realmente somos. Ver T7.10 [97], T20.9, LTE.14 (-L351)
15 La oración es, en el eterno Presente de la Unicidad, el mayor Don con el Cual Dios bendijo a Su Hijo al crearlo. la única Voz que eternamente nos profesamos Dios y todos nosotros como las Almas perfectas y eternas que realmente somos, Una en Cristo, Su único Hijo, en medio de la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo. Y en Ello, la Creación se extiende: Dios dando gracias a Su Extensión, Que es Su Hijo; y Éste, en el cantar de Su Crear en Nombre de Su Padre, dándole gracias a Él, por haberlo creado. Cuando termine el tiempo, el Amor Que Ellos comparten es Lo que toda oración será por toda la Eternidad, porque así era antes de que el tiempo pareciera existir. La oración que pide cosas de este mundo dará lugar a experiencias de este mundo. Si eso es lo que la oración del corazón pide, es lo que se le dará, porque es lo que recibirá. Al Hijo dormido de Dios sólo le queda este poder. Pero es suficiente. Sus palabras no tienen importancia. Sólo la Palabra de Dios tiene algún significado que sólo el Espíritu Santo comprende. Y eso, también, es suficiente. Ver T3.7 [56] y [60], T6.3 [32], L183.11, L254, M21.3, C1.in.
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 305
Hay una paz1 que
Cristo nos confiere.
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L305.1 1 El que utiliza solamente la visión de Cristo2 encuentra una paz tan profunda y tranquila, imperturbable y completamente inalterable, que nada en el mundo tiene contrapartida. 2 Las comparaciones cesan ante esa paz. 3 Y el mundo entero3 se va en silencio a medida que esta paz lo envuelve y lo transporta afablemente hasta la Verdad4, para ya nunca volver a ser la morada del miedo5. 4 Pues el Amor ha llegado, y ha curado al mundo al conferirle la paz de Cristo.
L305.2 5 Padre, la paz de Cristo nos es conferida porque Tu Voluntad quiere que nos salvemos. 6 Ayúdanos hoy a aceptar únicamente Tu don y a no juzgarlo. 7 Pues nos ha llegado para salvarnos de nuestro juicio sobre nosotros mismos
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1 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
2 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
3 … en tu mente
4 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
5 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 29
EL DESPERTAR
T29.1 INTRODUCCIÓN pár 1-3
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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T29.1 [1] 1 No hay tiempo, lugar ni estado del que Dios esté ausente1. 2 No hay nada de qué tener miedo2 realmente3. 3 No hay manera de concebir una brecha en la Completitud4 Que es Suya. 4 Es completamente imposible transigir en cuanto a la posible existencia de la brecha más insignificante y diminuta en Su eterno Amor. 5 Pues ello querría decir que Su Amor puede albergar una sombra de odio, que Su bondad puede a veces trocarse en ataque y que, en ocasiones, Él podría perder Su infinita paciencia. 6 Todo esto es lo que crees cuando percibes una brecha entre tu hermano y tú. 7 De este modo, ¿cómo vas a poder confiar en Dios? 8 Pues Él tiene necesariamente que estar engañando con Su Amor. 9 Así pues, sé precavido, no dejes que Dios se te acerque demasiado y mantén una brecha entre Su Amor y tú, por la cual escapar en caso de tener que huir.
T29.1 [2] 10 Aquí es donde más claramente se ve el miedo a Dios. 11 Pues el amor es traicionero para los que tienen miedo, puesto que miedo y odio nunca existen uno sin el otro. 12 Todo aquel que odia tiene miedo del Amor y, por consiguiente, tiene que tener miedo a Dios. 13 Es indudable que no conoce el significado del Amor. 14 Teme amar y ama odiar, y así cree que el Amor es de temer, ya que el odio es amor. 15 Esta es la consecuencia que la pequeña brecha tiene necesariamente que aportar a todos los que la valoran y piensan que es su salvación y esperanza.
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1 … para la mente que piensa y percibe con el Espíritu Santo. Por eso,
2 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
3 … porque en el Cielo, que es Donde todos estamos realmente, sólo hay Amor.
4 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de todos nosotros como Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo que Ambos comparten en la paz y alegría de la eterna Unicidad. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo aquí de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real cuando, después de haber perdonado totalmente a un hermano (s), nos unimos a él (ellos) como uno en la experiencia de Cristo. Y, cuando pensamos con el ego significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
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T29.1 [3] 16 ¡El miedo a Dios! 17 El mayor obstáculo que la paz tiene que salvar no ha desaparecido todavía. 18 Los demás ya desaparecieron, pero éste todavía sigue en pie, obstruyendo tu paso y haciendo que el camino hacia la luz5 parezca ser oscuro y temible, peligroso y sombrío. 19 Habías decidido que tu hermano era tu enemigo. 20 Quizá a veces amigo, siempre que los intereses separados de ustedes permitiesen que su amistad fuese posible por algún tiempo. 21 Pero no sin establecer una brecha entre los dos, no vaya a ser que vuelva a convertirse en enemigo. 22 Por eso, si se te acerca, te echas atrás; y si tú te acercas a él, él se aleja de ti instantáneamente. 23 Una amistad cautelosa, limitada en su alcance y cuidadosamente restringida en su intensidad, se convirtió en el acuerdo que estableciste con él. 24 Compartieron un entendimiento cualificado, en el que una cláusula de separación constituía un punto que ambos acordaron mantener intacto. 25 Y convinieron que violarla sería una infracción del acuerdo que no se permitiría.
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5 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 29
EL DESPERTAR
T29.2 CLAUSURAR
LA BRECHA pár 4-9
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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T29.2 [4] 1 La brecha entre ustedes no está constituida por el espacio entre dos cuerpos1 separados. 2 Ese espacio tan sólo da la impresión de estar dividiendo sus mentes separadas. 3 Esa brecha es el símbolo de una promesa que se hicieron uno al otro de encontrarse sólo cuando les pareciera, y luego mantenerse separados hasta que decidieran volver a encontrarse. 4 Y así, sus cuerpos parecerán ponerse en contacto y concertar un lugar de encuentro donde volver a reunirse. 5 Pero manteniendo siempre la posibilidad de que cada uno siga su camino por su cuenta. 6 Supeditándose al "derecho" de separarse, acordarán reunirse de vez en cuando y mantenerse separados durante ciertos intervalos de separación, lo que les va a proteger del "sacrificio" del Amor2. 7 El cuerpo los salva, pues los aleja del "sacrificio" total y les da tiempo a cada uno para reconstruir una vez más su yo separado, el cual cada uno cree que queda disminuido cuando se reúnen.
T29.2 [5] 8 Pero el cuerpo no podría haber separado sus mentes a menos que ustedes hubiesen querido que fuese una causa evidente de la separación y distanciamiento que existía entre ustedes. 9 Por consiguiente, le atribuyen un poder que, en sí, realmente no posee. 10 Y aquí reside su poder sobre ustedes. 11 Pues ahora piensan que el cuerpo determina cuándo deben reunirse y, además, que limita las respectivas facultades de ustedes para que cada mente entre en comunión con la otra. 12 Y ahora les dice adónde ir y cómo llegar hasta allí, qué les es factible emprender, y lo que no pueden hacer. 13 También dictamina lo que su propia salud puede tolerar, así como lo que lo cansará y enfermará. 14 Y sus "inherentes" debilidades establecen los límites de lo que querrían hacer, y mantiene el propósito de ustedes limitado y débil.
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1 El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
2 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
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T29.2 CLAUSURAR
LA BRECHA
pár 6-8
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T29.2 [6] 15 El cuerpo se avendrá a todo esto, si eso es lo que quieren. 16 Permitirá solamente desahogos limitados de "amor", intercalados con intervalos de odio. 17 Y se hará cargo de decidir cuándo "amar" y cuándo retroceder en el miedo para mantenerse a salvo. 18 Enfermará3 porque ustedes no saben lo que es amar. 19 Y así, tendrán necesariamente que desperdiciar toda circunstancia y a todo aquel con quien se encuentren, viendo en ellos un propósito que no es realmente el de ellos.
T29.2 [7] 20 No es el Amor el que pide sacrificios, 21 sino el miedo el que exige el sacrificio del Amor, pues no puede subsistir en Su presencia. 22 Pues, para mantener el odio, es preciso que el Amor sea temido y limitar su presencia sólo a algunas ocasiones, manteniéndolo alejado el resto del tiempo. 23 De esta manera, se tiene al Amor por traicionero, porque parece ir y venir a su antojo, sin que les ofrezca ninguna estabilidad. 24 No se dan cuenta de lo limitada y débil que es la lealtad de ustedes, y de lo frecuentemente que han exigido al Amor que se aleje de ustedes y los deje solos, y "en paz".
T29.2 [8] 25 El cuerpo, sin saber nada de metas, es la excusa de ustedes para las metas variables que mantienen y que obligan al cuerpo a que las mantenga. 26 No temen su debilidad, sino su falta de fuerza, que es su debilidad. 27 ¿No les gustaría reconocer que nada se interpone realmente entre ustedes? 28 ¿No les gustaría saber que realmente no hay brecha tras la cual ocultarse? 29 Los que descubren que su salvador4, ya no es su enemigo, experimentan un sobresalto. 30 Cuando5 se descubre que el cuerpo no es real, se suscita una cierta aprensión 31 y se experimentan matices de miedo aparente en torno al feliz mensaje que dice que "Dios es Amor".
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3 La enfermedad de todas las enfermedades, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas y, dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
4 Salvador, con mayúscula, significa algunas veces en el Curso: Dios, el Espíritu Santo, Cristo, y Jesús. Pero, en minúscula, salvador, cuando pensamos con el Espíritu Santo, su principal significado es el otro, los otros, a quienes hemos perdonado y/o con quienes hemos formado relaciones santas. Ellos son nuestros salvadores, porque cuando finalmente vemos interiormente con la visión de Cristo el reflejo de sus Almas, los hemos curado y salvado, y al hacerlo —porque realmente somos Uno con ellos— ellos también nos han curado y salvado. Cuando pensamos con el ego, salvador quiere decir cualquier salvador de cualquier cosa. Ver T22.3 [22], T24.3, T29.4, T29.6 [36], L78.9
5 … en un acto de fe de Si, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo, has decidido querer creer en la Verdad que nos propone el Curso y aplicarla —en lo que te sea posible— a tu vida diaria, ella curará en tu mente todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, porque la sanará de los pensamientos que te aseguraban que todas estas cosas eran reales, y que sufrías debido a la lealtad que les profesabas. Entonces, si no le pones suficiente atención y cuidado a los pensamientos amorosos que de vez en cuando emergen de tu subconsciente, no solamente le estarás pidiendo demasiado poco a tu vida, sino que además vas a privar a los demás de la paz y la alegría que esos impulsos amorosos traen consigo.
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T29.2 CLAUSURAR
LA BRECHA
pár 9
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T29.2 [9] 32 No obstante, todo lo que sucede cuando6 la brecha ha desaparecido es que hay7 paz eterna. 33 No más que eso, pero tampoco menos. 34 Si no tuviesen miedo de Dios8, ¿qué podría inducirles a abandonarlo? 35 ¿Qué juguetes o baratijas podría haber en la brecha que pudiesen privarlos de Su Amor por un solo instante? 36 ¿Permitirían que el cuerpo dijese "no" al llamamiento del Cielo9, si no tuviesen miedo de perder el yo al encontrar a Dios? 37 No obstante, ¿acaso podrían ustedes perder su Yo10, al hallarlo?
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6 … en tu mente
7 … un reflejo aquí de la
8 … porque si el Dios que propone este Curso es verdad, desaparecerían nuestras preciosísimas individualidades…
9 El Llamamiento de Dios es la voz del Espíritu Santo en el nivel superior de tu subconsciente, que quiere avivar tu voluntad para que cures la separación que hay entre tú y tus hermanos y entre todos ustedes y Dios, renunciando a ella por medio del Redimir, hasta que tu mente nuevamente completa se reincorpore a crear, devolviendo a Dios Lo que es Suyo; es el llamamiento a regresar al pensar acertado, para que la Filiación se encamine a ser lo que nunca ha dejado de ser: todos, como las Almas eternas y perfectas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, y Uno con Él en Su eterna Unicidad. Ver T5.3 [16], [19] y [20], T5.4, T27.3 [18]
10 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
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