"Un antiguo aprendizaje terminó su existencia, dejando un sitio donde la Verdad pudiese renacer."
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T31.1 [12] 85 Aquietémonos un instante y olvidémonos de todas las cosas que alguna vez aprendimos, de todos los pensamientos que tuvimos, y de todas nuestras ideas preconcebidas acerca de lo que las cosas significan y de cuál es su propósito. 86 Olvidémonos de nuestras propias ideas acerca del propósito del mundo, 87 pues no sabemos realmente cuál es. 88 Dejemos que toda imagen que tengamos sobre cualquier persona se desprenda de nuestras mentes y desaparezca. 89 Sé inocente de todo juicio, no prestes atención a ningún pensamiento, bueno o malo, que alguna vez haya cruzado tu mente con respecto a alguien. 90 Ahora no lo conoces realmente, 91 pero eres libre para aprender a conocerlo, y a conocerlo de nuevo. 92 Ahora él renace para ti, y tú renaces para él, sin el pasado que lo sentenció a morir, y a ti con él. 93 Ahora, él es tan libre de vivir como lo eres tú, porque un antiguo aprendizaje terminó su existencia, dejando un sitio donde la Verdad pudiese renacer.
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UCSM TEXTO
CH 31 LA SENCILLEZ
DE LA SALVACIÓN
T31.1 INTRODUCCIÓN
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN? pár 1-5
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LTe.11 (-L321).1 1 La Creación1 es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y en todas partes, sin límite alguno2. 2 Sólo el Amor3 crea, y Lo hace únicamente a Su Semejanza. 3 Nunca hubo un tiempo en el que Todo Lo Que Él creó no existiese. 4 Ni nunca habrá un tiempo en que alguna de las Cosas4 que creó sufra dolor alguno. 5 Por siempre y para siempre, los Pensamientos de Dios son exactamente como fueron y como son: inalterados, tanto a lo largo del tiempo como después de que éste se haya acabado.
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1 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (- L321)
2 … a los efectos de nuestras mentes todavía individuales, es decir, todavía separadas, ya que sólo hay una Mente: La de Dios; y un solo Pensamiento: Su único Hijo que realmente somos todos nosotros, todas nuestras Almas perfectas y eternas Una en el Alma única perfecta y eterna del único Hijo de Dios…
3 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
4 Las Cosas, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
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P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN?
pár 2
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LTe.11 (-L321).2 6 Los Pensamientos de Dios poseen todo el Poder de Su Creador. 7 Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. 8 Y así, Su Hijo participa en la Creación y, por lo tanto, tiene necesariamente que participar en el Poder5 de crear. 9 Lo que Dios ha dispuesto que sea eternamente Uno con Él, seguirá siendo Uno con Él cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a lo largo del tiempo, sino que seguirá siendo Tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo6.
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5 Poder, con mayúscula, significa el Poder de Dios para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, poder —si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, poder quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
6 T27.9 [82] 37 En la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. 38 A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales... tales como, entre otros, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado y compitiendo con los demás cuerpos. Por consiguiente, la mente del Hijo separado —nuestra mente de ego— es la causante de todo lo que está y sucede en el tiempo y espacio…
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P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN?
pár 3
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LTe.11 (-L321).3 10 La Creación es lo opuesto a todas las ilusiones7, porque la Creación es la Verdad8. 11 La Creación es el santo Hijo de Dios, pues al crearlo, la Voluntad de Dios se completa en cada Aspecto9, al hacer que cada Parte10 contenga realmente la Totalidad. 12 La Unicidad11 de la Creación está garantizada en cuanto a ser eternamente inviolable, y estar eternamente contenida en Su santa Voluntad más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de alguna mancha sobre Su Impecabilidad. 13 Nosotros, los Hijos de Dios, somos realmente la Creación.
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7 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
8 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
9 … cada Hijo separado
10 … cada Hijo separado que cree que es una individualidad más…
11 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
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P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN?
pár 4-5
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LTe.11 (-L321).4 14 Parece que nos diferenciamos unos de otros y que no somos conscientes de Nuestra eterna Unicidad con Él. 15 Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza, 16 pues el Amor sigue acompañando a todos Sus Pensamientos, y Su Certeza es la de ellos. 17 El recuerdo de Dios12 se encuentra en nuestras santas mentes, las cuales saben de Su Unicidad y de Su Unión con Su Creador. 18 Que nuestra función sea únicamente permitir el regreso de este recuerdo, únicamente que la Voluntad de Dios se haga en la tierra, únicamente para que recobremos nuestra cordura13 y para que seamos sólo tal como Dios nos creó realmente.
LTe.11 (-L321).5 19 Nuestro Padre nos llama. 20 Oímos Su Voz y perdonamos el reflejo aquí de la Creación en Nombre de Su Creador, la Santidad14 Misma, Cuya santidad Su propia Creación comparte con Él; Cuya Santidad todavía sigue formando parte de nosotros.
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12 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
13 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestro espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
14 Santidad, con mayúscula, es el Estado de perfecto Amor o Espíritu Santo que —como Alma, unificada con TODAS las demás Almas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios— vivimos con Dios en perfectas Paz y Alegría, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, santidad es la experiencia en mi fuero interno del reflejo aquí de ese Estado. Ver T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 324
Sólo sigo,
pues no quiero guiar.
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L324.1 1 Padre, Tú eres El Que me dio el plan1 para mi salvación. 2 Determinaste el camino que debo recorrer, el papel que debo desempeñar, y cada paso en el sendero que me fue señalado. 3 No puedo perderme. 4 Tan sólo puedo decidir desviarme por un tiempo, y luego volver. 5 Tu amorosa Voz siempre me llamará para que regrese, y guiará apropiadamente mis pasos. 6 Todos mis hermanos pueden seguir el camino por el que los llevo. 7 No obstante, sólo sigo el camino que conduce a Ti, tal como me indicas y quieres que camine.
L324.2 8 Por consiguiente, sigamos a Aquel que conoce el camino. 9 No tenemos por qué rezagarnos, ni podemos soltarnos de Su amorosa mano por más de un instante. 10 Caminamos juntos, pues Lo seguimos. 11 Y Él es Quien hace que el final sea seguro y garantiza que regresaremos a casa a salvo.
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1 El Plan de Dios para nuestra salvación: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es aprender lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71, L72 L71.2, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 31
LA SENCILLEZ
DE LA SALVACIÓN
T31.1 INTRODUCCIÓN pár 1-12
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T31.1 [1] 1 ¡Qué sencilla es la salvación1! 2 Tan sólo afirma que lo que realmente nunca fue verdad tampoco es verdad ahora ni lo será nunca. 3 Lo2 imposible no ha ocurrido3, ni puede tener efectos reales4. 4 Eso es todo. 5 ¿Por qué tiene que ser esto tan difícil de aprender por cualquiera que quiere5 que sea verdad? 6 Lo único que hace que una lección tan fácil resulte difícil, es no estar dispuesto a aprenderla. 7 ¿Tan difícil es reconocer que lo falso no puede ser verdad, y que lo que es verdad no puede ser falso? 8 Ya no pueden decir que no perciben ninguna diferencia entre lo falso y lo verdadero. 9 Se les ha dicho exactamente cómo distinguir lo uno de lo otro, y lo que tienen que hacer si se llegan a confundir. 10 Entonces, ¿por qué persisten en no querer aprender cosas tan sencillas como éstas?
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1 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
2 … que quiero creer, creo y/o tengo fe que es…
3 … en el Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
4 … que afecten a mi Alma perfecta y eterna, que es La misma Alma de todos los que fueron, son y serán, Almas que son Una en el Alma única del único Hijo de Dios en el eterno Presente de la Unicidad…
5 Creer o que crea y/o que tenga fe en
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T31.1 INTRODUCCIÓN
pár 2-4
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T31.1 [2] 11 Hay una razón, 12 pero no la confundan con la dificultad en las cosas sencillas que la salvación les pide que aprendan; 13 pues la salvación sólo enseña lo que es muy obvio. 14 Sencillamente, les lleva a partir de lo que parece ser una lección a la siguiente, en pasos fáciles que les conducen tranquilamente de una a otra, sin ninguna tensión. 15 Esto no debería ser confuso, no obstante, están confundidos, 16 porque, por algún motivo, creen que es más fácil aprender y comprender lo que en realidad es totalmente confuso. 17 Lo que se han enseñado a sí mismos6 constituye una hazaña de aprendizaje tan gigantesca, que ciertamente es increíble. 18 Pero lo lograron, porque eso es lo que querían hacer, y no se detuvieron a juzgar con diligencia si este aprendizaje iba a ser difícil de aprender o demasiado complejo de captar.
T31.1 [3] 19 Nadie que entienda lo que aprendieron, el esmero que pusieron al hacerlo, y los sacrificios que realizaron practicando y repitiendo las lecciones en toda forma concebible una y otra vez, podría alguna vez dudar del poder de la facultad de ustedes para aprender. 20 No existe poder más grande en el mundo. 21 Así se hizo el mundo, y aun ahora, no depende de nada más. 22 Las lecciones que se enseñaron a sí mismos han sido tan sobreaprendidas y han arraigado tanto en ustedes, que se alzan como pesadas cortinas para poner en penumbra lo sencillo y lo obvio. 23 No digan que no pueden aprender las lecciones de este Curso, 24 pues el poder de ustedes para aprender ha sido lo bastante fuerte como para enseñarles que su verdadera voluntad no es de ustedes, que sus verdaderos pensamientos no son de ustedes, e incluso, que ustedes son otros.
T31.1 [4] 25 ¿Quién podría afirmar que lecciones como éstas son fáciles de aprender7? 26 No obstante, ustedes aprendieron mucho más. 27 Por muy difícil que fuera, siguieron dando cada paso sin quejarse, hasta construir un mundo que se ajustara a ustedes. 28 Y cada lección que hace al mundo, proviene del primer logro del aprendizaje de ustedes: una enormidad tan grande que, ante su magnitud, la Voz del Espíritu Santo parece débil e inaudible. 29 El mundo comenzó con una extraña lección, que fue lo suficientemente poderosa como para relegar a Dios al olvido y convertir a Su Hijo en un extraño para sí mismo, exiliado del Hogar donde Dios Mismo Lo había establecido8. 30 Ustedes9, que se enseñaron a ustedes mismos que el Hijo de Dios es culpable, no digan que no pueden aprender las sencillas lecciones que les enseña la salvación.
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6 … la hechura del tiempo y espacio, el Cosmos, este mundo, las casi infinitas y constantes fragmentaciones de fragmentaciones, etc.
7 … no, son difícil de aprender porque: nadie se ha evaporado en vida de esta tierra, por consiguiente, al igual que, por ejemplo, Jesús de Nazareth, nuestro cuerpo permanecerá aquí mientras sobreviva y tendremos que seguir ocupándonos de él, aunque tratando de "no ser de este mundo"; nadie ha regresado de la muerte para contar su historia; a Dios, nadie lo ha visto jamás (Juan, 1,18); no sabemos de dónde nos llegan los pensamientos que procesan nuestros cerebros; a menos de recibir una revelación, la única experiencia que tenemos de que tal vez seamos algo más que un cuerpo dotado de un cerebro, son los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente y que contradicen las leyes de evolución y escasez que rigen que cada uno debe tratar por todos los medios de sobrevivir de la mejor y más larga manera posible, así como de agarrar lo que se pueda de las escasas y transitorias cosas "buenas" que ofrece este mundo.
8 … Su Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
9 … que aprendieron a pensar "usualmente" con el sistema de pensamiento del ego y
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T31.1 [5] 31 Aprender es una facultad que ustedes hicieron y que se dieron a ustedes mismos. 32 No la hicieron para hacer la Voluntad de Dios, sino para apoyar el deseo de que es posible oponerse a Ella, y que una voluntad separada de Ella fuese incluso más real que Ella. 33 Esto es lo que ese aprendizaje intentó demostrar, de modo que aprendieron lo que ustedes quisieron enseñar. 34 Ahora ese antiguo sobreaprendizaje de ustedes se planta implacable ante la Voz10 de la Verdad y les enseña que Sus lecciones no son verdad y, además, demasiado difíciles de aprender; demasiado difíciles de comprender, y demasiado opuestas a lo que realmente es verdad11. 35 No obstante, las van a aprender, pues aprenderlas es el único propósito para la facultad de aprender de ustedes que el Espíritu Santo ve en todo el mundo. 36 Sus sencillas lecciones sobre el perdón12 poseen un poder más fuerte que el de ustedes, pues vienen de Dios y desde el Yo13 de ustedes a ustedes.
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10 … el Espíritu Santo,
11 … según lo que perciben nuestros sentidos y lo que podemos comprender basados sobre esas percepciones y sobre lo que hemos aprendido y seguimos aprendiendo de lo que contienen el tiempo y el espacio regidos como están por las leyes de la evolución y escasez.
12 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
13 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
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T31.1 INTRODUCCIÓN
pár 6-7
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T31.1 [6] 37 ¿Acaso ésta vocecita es tan débil y aquietada que no puede elevarse por encima del ruido sin sentido que trae sonidos que no significan nada? 38 Dios no quiso que Su Hijo Lo olvidara. 39 Y el poder14 de Su Voluntad reside en la Voz Que habla por Él15. 40 ¿Qué lección vas a aprender? 41 ¿Qué desenlace es inevitable, tan seguro como Dios, y más allá de cualquier duda y cuestionamiento? 42 ¿Acaso podrá tu insignificante aprendizaje —extraño en sus resultados e increíblemente difícil de aprender— oponerse a las sencillas lecciones que te han sido enseñadas cada momento de cada día, desde que se inició el tiempo y se constituyó el aprendizaje?
T31.1 [7] 43 Las lecciones por aprender son solamente dos. 44 Cada una de ellas produce resultados en un mundo diferente al de la otra. 45 Y, con toda seguridad, cada uno de estos mundos sigue los dictados de su fuente. 46 El resultado inevitable de la lección que enseña que el Hijo de Dios es culpable16, es el mundo que ves. 47 Es un mundo de terror y desesperación. 48 No hay en él la más mínima esperanza de hallar felicidad. 49 No puedes hacer ningún plan para tu seguridad que pueda tener éxito. 50 En él, no hay alegría que buscar, ni esperanza de encontrarla. 51 Pero éste no es el único resultado de tu aprendizaje. 52 Por mucho que hayas sobreaprendido la tarea que escogiste, la lección que refleja el Amor de Dios sigue siendo la más fuerte. 53 Y por medio de ella, aprenderás que el Hijo de Dios es inocente, y verás17 otro mundo.
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14 Poder, con mayúscula, significa el Poder de Dios para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, poder —si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, poder quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
15 La Voz que habla por Dios es el Espíritu Santo Quien es, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, el Pensamiento de Amor de Dios que nos creó como Almas, Una en Cristo, Su único Hijo. Aquí, al producirse la separación, el Espíritu Santo es, en la mente: el mediador que mantiene abierto para la revelación el canal directo de Dios hacia el hombre; la motivación para: pensar con los milagros la decisión de curar la separación renunciando a ella; ser aquí el reflejo de las Almas perfectas y eternas que realmente somos, Una en el Alma única del único Hijo de Dios. Ver T1.1.49 [81], T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
16 … en mundo donde impera En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
17 … por medio de la visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
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T31.1 INTRODUCCIÓN
pár 8-9
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T31.1 [8] 54 El resultado de la lección que afirma que el Hijo de Dios es inocente, es un mundo sin miedo, y todo está iluminado por la esperanza y brilla, cálido y amistoso. 55 No hay nada en él que no te invite amablemente a ser tú amigo y a que le permitas unirse a ti. 56 Y nunca deja de atenderse una petición de ayuda, ni se malinterpreta, o se deja de contestar en el mismo lenguaje con el que se pidió. 57 Y comprenderás que esta petición de ayuda era la que todos y todo en el mundo siempre habían realmente hecho, pero que no habías percibido como tal. 58 Y ahora te das cuenta de que estabas equivocado. 59 Te habías dejado engañar por las formas que ocultaban esa petición de ayuda. 60 Por consiguiente, no la oíste perdiendo así un amigo que siempre quiso ser parte de ti. 61 El afable y eterno llamamiento que cada parte de la Creación de Dios hace a lo que está unido en un todo, se oye por todo el mundo al que esta segunda lección da lugar.
T31.1 [9] 62 No hay ninguna cosa viviente18 que no comparta la voluntad universal de completarse y de que tú no dejes realmente de contestar su llamada. 63 Sin tu respuesta, esta cosa no va a tener vida, de la misma manera en que se va a salvar de morir cuando hayas oído su llamada como la antigua llamada a la Vida19, y hayas comprendido que no es otra que la tuya. 64 El Cristo20 en ti recuerda a Dios con la misma certeza con la que Dios conoce Su Propio Amor. 65 Pero sólo si Su Hijo es inocente puede Dios ser Amor. 66 Pues ciertamente habría que temer a Dios, si aquel a quien Él creó inocente pudiera ser esclavo de la culpa. 67 El Hijo perfecto de Dios recuerda su Creación. 68 Pero, por estar en la culpa, ha olvidado lo que él realmente es.
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18 Las cosas vivientes son las que vemos por medio de la visión de Cristo, que es la divina experiencia de Amor de la unión con el otro en el mundo real, unión que voy a extender a una unión universal con todo y todos, ya que quiero creer que todos somos realmente Almas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios en Su eterna Unicidad, nuestra única y verdadera Realidad. Ver T24.6 [46]
19 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
20 Cristo, 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que resuelve el proceso de extender el milagro: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión con el Alma del otro(a) por haberlo(a) perdonado completamente, experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas unificadas que realmente somos— somos Uno. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
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T31.1 INTRODUCCIÓN
pár 10
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T31.1 [10] 69 Tan seguro es que el miedo a Dios resulta de la lección que afirma que Su Hijo es culpable, como que el Amor de Dios debe ser recordado cuando él se da cuenta de que realmente es inocente. 70 Pues el odio tiene que engendrar al miedo y éste, mirar a su padre tal como se ve a sí mismo. 71 ¡Qué equivocado estás al desatender la petición de ayuda que resuena más allá de cada aparente pedido de muerte, que canta detrás de cada ataque asesino y que aboga por que el Amor restaure al mundo moribundo! 72 Tú no comprendes Quién es El que te llama tras cada forma que adopta el odio, o tras cada grito de guerra. 73 Pero Lo reconocerás cuando Le contestes en el mismo lenguaje con el que Él realmente te llama21. 74 Aparecerá cuando Le hayas contestado, y por Él sabrás que Dios es Amor.
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21 Comunicación y Creación, con mayúsculas, son, en el Cielo, sinónimos, pues Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad, comparte Su Amor con nuestras Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perpetua Armonía y alegre Concordia. En minúscula, comunicación, cuando pensamos con el Espíritu Santo, nuestra Alma —por medio de nuestra mente acertada o espíritu— quiere comunicarse con las Almas de los demás, perdonándolos, extendiéndoles milagros y viviendo con Ellas la experiencia de Cristo en el mundo real. Y, cuando pensamos con el ego, es la comunicación que tratamos de establecer con las mentes separadas de los demás. Ver T1.1.49 [81], T1.1.51 [86], T4.8 [97], T6.2 [16] T14.2 [4]
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T31.1 INTRODUCCIÓN
pár 11-12
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T31.1 [11] 75 ¿Qué es la tentación, sino el deseo de tomar una decisión equivocada con respecto a lo que quieres aprender, y obtener un resultado que realmente no quieres? 76 Reconocer que éste es un estado mental indeseable se convierte en el medio por el que se vuelve a examinar la decisión, viéndose entonces que hay otro resultado más deseable. 77 Te estás engañando si crees que lo que quieres es el desastre, la desunión y el dolor. 78 No prestes oídos a esta llamada en ti. 79 Por el contrario, escucha más bien otra llamada más profunda que esa, que te exhorta a la paz y a la alegría. 80 Y el mundo entero te las dará. 81 Pues a lo que oigas es a lo que responderás. 82 Y, ¡fíjate!, 83 tu respuesta será la prueba de lo que has aprendido, 84 y su resultado, el mundo que ves.
T31.1 [12] 85 Aquietémonos un instante y olvidémonos de todas las cosas que alguna vez aprendimos, de todos los pensamientos que tuvimos, y de todas nuestras ideas preconcebidas acerca de lo que las cosas significan y de cuál es su propósito. 86 Olvidémonos de nuestras propias ideas acerca del propósito del mundo, 87 pues no sabemos realmente cuál es. 88 Dejemos que toda imagen que tengamos sobre cualquier persona se desprenda de nuestras mentes y desaparezca. 89 Sé inocente de todo juicio, no prestes atención a ningún pensamiento, bueno o malo, que alguna vez haya cruzado tu mente con respecto a alguien. 90 Ahora no lo conoces realmente, 91 pero eres libre para aprender a conocerlo, y a conocerlo de nuevo. 92 Ahora él renace para ti, y tú renaces para él, sin el pasado que lo sentenció a morir, y a ti con él. 93 Ahora, él es tan libre de vivir como lo eres tú, porque un antiguo aprendizaje terminó su existencia, dejando un sitio donde la Verdad pudiese renacer.
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