Siempre tendremos problemas en este mundo, así que la definición de "la paz de Dios", no es la ausencia de problemas, sino la capacidad de mantener la calma en medio de la tormenta.
Generalmente cuando atravesamos una tormenta no podemos tener calma, ni nuestra mente tranquila, hay tanto ruido que no podemos concentrarnos en lo importante. Por eso es tan importante tener el buen hábito de hablar con Dios todos los días, en un lugar apartado de todo, ahí es donde encontraremos nuestro lugar de paz.
Ese es el lugar donde ponemos toda nuestra confianza en él y no debemos esperar a que las tormentas de la vida hayan terminado para tener tranquilidad, porque podemos experimentar la paz de Dios en los juicios y tribulaciones cuando acudimos a nuestra relación con el Señor.
Las palabras de Jesús producen paz dentro de nosotros en tiempos de tribulación. ¡Podemos estar alegres porque él ha vencido al mundo!