gráfico por
©Deposit Photos
|
T30.7 [74] 37
Todo perdón que se
considere
merecido curará,
38
pues dará al milagro la fuerza para
pasar por alto
las ilusiones.
39
Así es como aprendes que tú también tienes que ser perdonado.
40
No hay ninguna apariencia que
no
pueda pasarse por alto.
41
Pues, si la hubiera, sería necesario que
primero
hubiese algún pecado que estuviese
más allá
de todo perdón.
42
Tendría que haber algún error que fuese
más
que eso: una
forma
especial de error que se mantuviese inmutable, eterno, y situado más allá de cualquier posibilidad de corrección o escape.
43
Tendría que haber un error capaz de
deshacer
la Creación
14
, y de hacer un mundo que pudiese
reemplazarla
, y así,
destruir
la Voluntad de Dios
15
.
44
Sólo si esto fuese posible, podrían existir
algunas
apariencias capaces de ser inmunes al milagro
16
y de
no
curarse por medio de él.
UCSM TEXTO CH 30
EL NUEVO COMIENZO
T30.7
LA JUSTIFICACIÓN PARA PERDONAR
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 322
Tan sólo puedo renunciar
a lo que nunca fue real.
|
L322.1 1
Lo único que sacrifico
1
son las ilusiones, nada más.
2
Y a medida que las ilusiones desaparecen
2
, descubro los dones
3
que éstas trataban de ocultar, los cuales me esperan con un recibimiento majestuoso y preparados para entregarme los antiguos mensajes de Dios.
3
Su memoria
4
vive en cada don que recibo de Él.
4
Y cada sueño sirve únicamente para ocultar el Yo
5
que es el único Hijo de Dios, Semejante a Él, el Santo Que es Uno que aún mora eternamente en Él, tal como Él aún mora realmente en Mí.
L322.2 5
Padre, para Ti, cualquier sacrificio sigue siendo eternamente inconcebible.
6
Por lo tanto, sólo en sueños puedo hacer sacrificios.
7
Tal como me creaste, no puedo renunciar a nada que me hayas dado.
8
Lo que no nos has dado es irreal.
9
¿Qué pérdida puedo anticipar sino la pérdida del miedo
6
por el regreso del Amor
7
a mi mente?
|
1
… de mi mente, de mis creencias, de mis deseos y ambiciones
2
… de mis intereses en este mundo, en mi vida aquí,
3
Don
con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula,
don
es el reflejo aquí del Don de Dios.
Presente
se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él.
Regalos
son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver
T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
4
El
residuo bendito
es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad.
Ver
T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
5
Yo
, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios, en Quien todos — como Almas eternas y perfectas— somos realmente Uno y, Quien es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu
yo
es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno.
Cristo
, aquí, es la experiencia mental, en un instante santo del mundo real, de unión o completa identificación con la mente del otro al que creemos haber perdonado totalmente, experiencia que extendemos a todos y a todo, como reflejo aquí de la eterna Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— somos Uno. Ver
T1.1.32 [45], T1.1.34 [48], T30.6 [63], T31.1 [9], T31.5
6
El
miedo
es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando decides pensar con el Espíritu Santo y aceptas solamente los pensamientos amorosos de las Almas de cada uno y de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseña que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver
T2.4, T4.5, T5.7, T11.3, T12.3, T21.5, T23.5, T24.7, T27.3
7
Amor
, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas Uno en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es
Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás.
En minúscula,
amor
se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver
P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T4.4, T20.6 [38], L46, L67, L68, L195
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo
30
EL NUEVO COMIENZO
T30.7
LA JUSTIFICACIÓN PARA PERDONAR
70-81
|
T30.7 [70] 1
Enfadarse
nunca
está justificado.
2
Atacar
no
tiene un verdadero basamento.
3
A partir de aquí se comienza a escapar del miedo
1
, que llegará algún día a completarse.
4
Con esto, se da el mundo real
2
a cambio de los sueños de terror.
5
Pues sobre esto descansa el proceso de perdonar
3
,
lo cual es algo realmente natural
.
6
No
se te pide que perdones a lo que piensas que merece ser atacado, lo cual, además,
estaría
justificado.
7
Pues eso querría decir que perdonas un pecado
4
pasando por alto lo que
realmente
se encuentra ahí
5
.
8
Eso no es perdonar
,
9
ya que supondría que, al reaccionar de manera
injustificada
, tu
perdón
se convierte en respuesta al ataque que
ha
sido perpetrado.
10
Y perdonar así es inapropiado, al concederlo donde
no
era debido.
|
|
1
El
miedo
es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando decides pensar con el Espíritu Santo y aceptas solamente los pensamientos amorosos de las Almas de cada uno y de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseña que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver
T2.4, T4.5, T5.7, T11.3, T12.3, T21.5, T23.5, T24.7, T27.3
2
El
mundo real
es la meta de nuestro viaje, el estado de la mente que percibe aquí con el Espíritu Santo el reflejo de la eterna Unicidad. En esta percepción, no vemos nada que no justifique perdonar totalmente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirnos a otro (a otros) en una relación santa a favor de todos los demás. Ver
T10.8 [70], T11.4 [30]-[32], T12.7, T16.7, T30.6, L129, LTe.8 (-L291)
3
Perdonar
es un proceso que comienza cuando habiendo logrado en la vida el mejor lugar que he podido, dadas las circunstancias en las que me ha tocado nacer y vivir, me pregunto si habrá alguna otra manera de vivir en el mundo con menos competencia, agresividad, y defensas, y con algo de paz y alegría; decido que quiero ver al mundo de otra manera, y para lo cual invito al Espíritu Santo a pensar y percibir conmigo. Luego, al darme cuenta de que la clave de la salvación de la separación y del ego está en el otro, quiero verlo de otra manera, es decir, quiero perdonarlo aún sin saber muy bien qué es perdonar de verdad. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que, por estar pensando con el ego, es la guionista y hacedora de todo este mundo en el que creemos que vivimos. Entonces, el Espíritu Santo me dice: "Hermano mío, escoge de nuevo", que es el segundo paso. El tercer paso se da cuando me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonar aquí, porque no hay nada que perdonar en la Realidad — Donde quiero creer que como Almas estamos todos, Una en Cristo— y al lograr perdonar totalmente a ese otro en el mundo real de mi fuero interior, voy a vivir la divina experiencia de Amor de la unión con él que se va a extender a todos. Este es el último escalón que nos lleva conjuntamente a las puertas del Cielo. Ver
T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
4
El
pecado
de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver
T27.9 [82] 37 y 38
Pero como esta realidad del ego no fue creada por Dios,
LTe.4 (-L251).1 1
5
… un pedido de ayuda…
|
|
T30.7
LA JUSTIFICACIÓN PARA PERDONAR
pár 71-73
|
|
T30.7 [71] 11
En cambio, perdonar
siempre
está justificado,
12
porque su base es
sólida
.
13
Tú
no
perdonas lo imperdonable, ni pasas por alto un ataque
real
que merece castigo.
14
La salvación
6
no reside en pedir que se responda de una manera no natural que sería inapropiada para lo que
7
es real.
15
En lugar de eso, sólo te pide que respondas apropiadamente a lo que
no
es real
8
, no percibiendo lo que realmente no ha ocurrido
9
.
16
Si el perdón
fuese
injustificado, se te
estaría
pidiendo que sacrificaras tus derechos cuando devuelves perdón por ataque.
17
Pero lo que se te pide es que simplemente consideres el perdón como respuesta
natural
a la zozobra basada en el error
10
, la cual, por eso, clama por ayuda.
18
El perdón es la
única
respuesta cuerda
11
,
19
pues
impide
que tus derechos sean sacrificados.
T30.7 [72] 20
Esta comprensión es el
único
cambio que va a permitir al mundo real emerger para ocupar el lugar de los sueños de terror.
21
El miedo no puede
surgir
a menos que se justifique atacar; y si esto
tuviese
una base real, el perdón no tendría ninguna.
22
El mundo real se alcanza cuando percibes que la base del
perdón
es completamente real y que, por consiguiente, perdonar se justifica plenamente.
23
Pero mientras lo consideres como un regalo inmerecido, el proceso de perdonar
tendrá que ratificar
la culpa
12
que quisieras "perdonar".
24
Perdonar injustificadamente
es
atacar.
25
Y eso es todo lo que el mundo puede ofrecer.
26
Puede que algunas veces perdone a los "pecadores", pero sigue
consciente
de que han pecado.
27
Y, así, no
merecen
el perdón que les concede el mundo.
T30.7 [73] 28
Éste es el falso perdón que el mundo utiliza para
mantener
viva la sensación de pecado.
29
Y si se
considera
que Dios es justo, parece imposible que Su perdón
pueda
ser real.
30
De este modo, el miedo a Dios
13
es el resultado inevitable de considerar el perdón como algo inmerecido.
31
Nadie que se considere a sí mismo culpable
puede
evitar el miedo a Dios.
32
Pero se
salva
de este dilema si
logra
perdonar realmente.
33
La mente
tiene
necesariamente que pensar sobre su Creador tal como se ve a sí misma.
34
Si puedes ver que tu hermano
merece
tu perdón, habrás aprendido que ser perdonado es tanto
tu
derecho como el suyo.
35
Además, no seguirás pensando que Dios te tiene reservado un juicio temible que tu hermano no se merece.
36
Pues la Verdad es que no puedes merecer ni más ni menos que él.
|
|
6
La
salvación
es el proceso por el cual, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen —regidos como están por las leyes de la evolución y escasez— queremos creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya eterna Unicidad todos —como Almas perfectas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios— estamos realmente. Para ello, vamos dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, queremos pensar con el Espíritu Santo, aceptamos el Redimir para nosotros mismos, perdonamos al otro y a los demás, entablamos relaciones santas y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver
T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
7
… se piensa, percibe y actúa con el ego que ,
8
… según el Espíritu Santo,
9
… en la
Unicidad
que, con mayúscula es, en el eterno Presente del Cielo, Dios creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula,
unicidad
es la idea procesada en nuestro espíritu —la parte de nuestro cerebro que es capaz de compasión, de compartir y de amistad desinteresada— nacida del anhelo natural de unirnos amorosamente a todos y a todo, cuando logramos acallar en nuestro cerebro los deseos, ambiciones y pasiones del ego. Es el reflejo aquí de lo que queremos creer que es la eterna Unicidad de Dios. Ver
T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
.
10
… de la separación,
11
… de acuerdo al sistema de pensamiento del Espíritu Santo
12
La
culpa
o
culpabilidad
, aquí, cuando pensamos con el ego, es el sentimiento de haber faltado contra las normas que a lo largo de su vida según sus reflexiones, creencias y experiencias, cada uno ha considerado relevantes. En el Cielo no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas Una en el Alma de Su único Hijo, en el eterno Presente de Su perfecta Unicidad. En cambio, aquí reina la imperfección del ego y de sus obras: el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y de la escasez. Cuando creemos que ésa es nuestra realidad, sentimos culpabilidad por no estar a la altura de la perfección relativa que anhelamos. Pero cuando aceptamos el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente somos esas Almas perfectas y eternas que son Una con el Hijo y, por lo tanto, que no nos hemos separado de Dios. También, en nuestras mentes que ahora piensan con el Espíritu Santo, queremos ver las faltas imperdonables como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros, y de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos y hacemos en el Cielo, a saber: Almas que son Una en el Hijo, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo que así era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver
T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
13
… al Dios caprichoso y castigador de la Biblia
|
|
T30.7
LA JUSTIFICACIÓN PARA PERDONAR
pár 74-75
|
|
T30.7 [74] 37
Todo perdón que se
considere
merecido curará,
38
pues dará al milagro la fuerza para
pasar por alto
las ilusiones.
39
Así es como aprendes que tú también tienes que ser perdonado.
40
No hay ninguna apariencia que
no
pueda pasarse por alto.
41
Pues, si la hubiera, sería necesario que
primero
hubiese algún pecado que estuviese
más allá
de todo perdón.
42
Tendría que haber algún error que fuese
más
que eso: una
forma
especial de error que se mantuviese inmutable, eterno, y situado más allá de cualquier posibilidad de corrección o escape.
43
Tendría que haber un error capaz de
deshacer
la Creación
14
, y de hacer un mundo que pudiese
reemplazarla
, y así,
destruir
la Voluntad de Dios
15
.
44
Sólo si esto fuese posible, podrían existir
algunas
apariencias capaces de ser inmunes al milagro
16
y de
no
curarse por medio de él.
T30.7 [75] 45
No hay prueba más contundente de que deseas la idolatría, que creer que hay algunas clases de enfermedad
17
y de falta de alegría que el perdón
no puede
curar.
46
Esto quiere decir que prefieres conservar
algunos
ídolos, y que todavía no estás preparado para abandonarlos
todos
.
47
Y, así, piensas que
algunas
apariencias son reales en vez de pensar que no lo son en absoluto.
48
No te dejes engañar con respecto al
significado
de la creencia que tienes fijada en ti según la cual
algunas
apariencias son más difíciles de pasar por alto que otras.
49
Esto
siempre
quiere decir que piensas que el perdón tiene sus límites.
50
En ese caso, te habrías fijado la meta de perdonar parcialmente y de escapar de la culpa sólo en parte.
51
¿Qué otra cosa es esto sino un falso perdonar tanto para
ti
como para cada uno de los que parecen estar
separados
de ti?
|
|
14
La
Creación
, con mayúscula, es en el Cielo la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en la eterna Unicidad o Santísima Trinidad. No creó Más nada, por lo tanto no existe más nada realmente. En minúscula, aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la
creación
es el reflejo de la Creación eterna Que queremos creer que es verdad y que es nuestra verdadera y única Realidad. Cuando pensamos con el ego, no "creamos" sino que "hacemos" según las leyes de este mundo. Ver
T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
15
La
Voluntad de Dios
, en el eterno Presente de Su Unicidad —en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas son Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver
T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
16
Un
milagro
es la máxima expresión de
Amor
que podemos experimentar en nuestro
espíritu
cuando, después de haber aceptado el
Redimir
para nosotros mismos y haber logrado
perdonar
a nuestro hermano por lo que
realmente
no hizo, se corre en nuestra
mente
el velo que nos impedía verlo con la
visión de Cristo
, y nos extendemos a su
Alma
en una unión de Amor en la que también se encuentran incorporadas todas las demás Almas, ya que en el eterno Presente de la
Unicidad
—Que es Donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas— somos Una en Cristo
,
el Hijo único de Dios. En este sentido, al reflejar aquí las Leyes de Dios y la
Verdad
, el milagro trasciende las leyes de este mundo. El uso primario del milagro que hace el
Espíritu Santo
por medio de nuestro espíritu, es extender Su Amor para curar la mente del hermano que hemos perdonado de su creencia en la
realidad
del
ego
y, al mismo tiempo, consolidar la curación de la nuestra. El milagro es el medio para alcanzar la
meta
del Curso. El milagro no se pide sino que sucede, y al suceder, se acepta mediante un acto de
fe
. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y,
LTe.13 (-L341)
17
La
enfermedad
de todas las enfermedades, cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas, y dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver
T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
|
|
T30.7
LA JUSTIFICACIÓN PARA PERDONAR
pár 76
|
|
T30.7 [76] 52
Tiene
que ser verdad que el milagro, o cura toda clase de enfermedad o, de lo contrario,
no puede curar
18
en absoluto
.
53
Su propósito no puede ser juzgar cuáles
formas
son reales, y cuáles
apariencias
son verdaderas.
54
Si se tuviese que
excluir
una sola apariencia de la curación
19
, habría una ilusión que formaría parte de la Verdad
20
.
55
Y, entonces,
no
podrías escapar totalmente de la culpa, sino sólo
en parte
.
56
Es indispensable que perdones al Hijo de Dios
totalmente.
57
De lo contrario, conservarás una imagen de ti mismo que no es completa, y seguirás temiendo mirar en tu fuero interno, y encontrar allí tu liberación de
cada
ídolo.
58
La salvación descansa sobre la fe
21
de que
es imposible
que haya algunas clases de culpa que tú
no
puedas perdonar.
59
Por consiguiente, no hay apariencias que hayan reemplazado la Verdad con respecto al Hijo de Dios.
|
|
18
Curar
(o
curación
como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra mente a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver
T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
19
Curación
es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver
T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
20
La
Verdad
, con mayúscula, es que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente. Dios no creó más nada. Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. En esto radica
aquí
, la paz de Dios. En minúscula, la
verdad
es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver
T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
21
Tener fe
es un proceso continuo que empieza cuando conciencio que a veces experimento pensamientos caritativos, compasivos, de compartir, de amistad desinteresada…, y
quiero creer
que son reflejos del Cielo que me vienen por medio del Espíritu Santo en mí; y ese
querer creer
se va a ir transformando en una
fe
al yo aplicar cada vez más y más a mi vida los procesos de no juzgar, perdonar y extender milagros que propone el
Curso
para salvarnos del sistema de pensamiento del ego y de todos los efectos que su separación de Dios ha causado y sigue causando. Esa
fe
se va a consolidar progresivamente a medida que en las relaciones santas que vayamos formando experimentemos la paz —que no es de este mundo— que los efectos de esos procesos traen consigo, lo cual, a su vez, reforzará nuestra decisión de
querer creer
en la
Verdad
que también nos propone el Curso, a saber, que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad, Nuestra
verdadera Realidad
, donde sólo hay Amor, Paz y Alegría y, que al no haber creado Dios más nada, nada que no sea Ella, realmente existe. Ver
T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327
|
|
T30.7
LA JUSTIFICACIÓN PARA PERDONAR
pár 77-81
|
|
T30.7 [77] 60
Mira a tu hermano con la disposición de verlo como realmente es.
61
Y no excluyas ninguna parte de él de tu disposición a verlo curado.
62
Curar es unir las partes en un todo.
63
Y a lo que está unido en un todo no le pueden faltar partes que se hayan dejado fuera.
64
Perdonar consiste en reconocer esto, y en
alegrarnos
de que no haya ninguna forma de enfermedad
22
que el milagro
no tenga
el poder de curar.
T30.7 [78] 65
El Hijo de Dios es perfecto, ya que de otro modo no podría
ser
el Hijo de Dios.
66
Y no lo podrás
conocer
23
mientras creas que no merezca escaparse de la culpa en
todas
sus manifestaciones y consecuencias.
T30.7 [79] 67
Si quieres conocer la Verdad sobre ti mismo, no
hay
otra manera de pensar en él que ésta:
68
Te doy las gracias, Padre, por Tu perfecto Hijo, pues en su gloria veré la mía.
T30.7 [80] 69
He aquí la alegre afirmación de que
no
hay ninguna forma de mal que pueda prevalecer sobre la Voluntad de Dios; el feliz reconocimiento de que la culpa
no
ha triunfado gracias a tu deseo de hacer que las ilusiones sean reales.
70
¿Y acaso no es esto otra cosa que una sencilla afirmación de la Verdad?
T30.7 [81] 71
Mira a tu hermano con esta esperanza en ti, y comprenderás que realmente no
pudo
haber cometido un error que hiciese cambiar la Verdad en él.
72
No
es difícil pasar por alto errores a los que no se les han atribuido efectos.
73
Pero lo que veas como si tuviese el poder de hacer un ídolo del Hijo de Dios,
no
lo podrás perdonar.
74
En este caso, tu hermano se habrá convertido para ti en una imagen sepulcral, y un signo de muerte.
75
¿Es
esto
tu salvador?
76
¿Estará su Padre
equivocado
con respecto a Su Hijo?
77
¿O, más bien, no
te
estarás engañando a ti mismo con respecto al que se te dio para curar, a fin de que
te
pudieras salvar y liberar
24
?
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22
… de la separación
23
… en tu mente, en tu fuero interno, en tu corazón…
24
Libertad
con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula,
libertad
, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver
T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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