gráfico por
©Deposit Photos
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T28.4 [32] 27
La causa del dolor es la separación,
no
el cuerpo, el cual es sólo su
efecto
.
28
Además, la separación no es más que un espacio vacío que no contiene nada, no hace nada, y que es como el lugar vacío entre las ondas marinas que un barco deja al pasar.
29
Y este lugar vacío se llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la brecha, y las olas, al unirse, lo cubren.
30
¿Dónde está la brecha que había
entre
las olas, una vez que éstas se han unido y han cubierto el espacio que por un momento parecía separarlas?
31
¿Dónde están las bases de la enfermedad, una vez que las mentes se han unido para cerrar la pequeña brecha que había
entre
ellas, donde las semillas de la enfermedad parecían germinar?
UCSM TEXTO CH 28, IV
T28.4
EL ACUERDO DE UNIRSE
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 299
La eterna Santidad mora en Mí.
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L299.1 1
Mi santidad
1
está mucho más allá de mi propia capacidad de comprender o saber lo que es.
2
No obstante, Dios, Mi Padre, Quien La creó, reconoce a mi santidad como La suya.
3
Nuestra Voluntad comprende lo que Ella es.
4
Y Nuestra Voluntad conjunta sabe que eso es así.
L299.2 5
Padre, mi santidad no proviene de mí.
6
No es mía para permitir que el pecado la destruya.
7
No es mía para permitir que sea el blanco de los ataques.
8
Las ilusiones
2
la pueden ocultar pero no pueden extinguir su esplendor ni atenuar su luz.
9
Ella es por siempre perfecta e intacta.
10
En Ella todas las cosas se curan, pues siguen siendo realmente Tal como Tú Las creaste.
11
Y puedo conocer mi santidad, pues la Misma Santidad me creó, y puedo conocer mi Fuente porque es Tu Voluntad que se Te conozca.
|
1
Santidad
, con mayúscula, es la experiencia de perfecto Amor o Espíritu Santo que compartimos —como Almas— entre nosotros y con Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula,
santidad
es el reflejo aquí de ese Amor compartido. Ver
T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
2
Ilusión
es todo lo "hecho" por nuestro ego primordial, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver
T8.5 [41], T16
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo
28
DESHACER EL MIEDO
T28.4
EL ACUERDO DE UNIRSE
28-36
[LA LECTURA DE TEXTO ESTÁ EN ESPERA
PARA EL FIN DE SEMANA]
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T28.4 [28] 1
Lo que espera con perfecta Certeza
más allá
de la salvación
1
no nos concierne ahora.
2
Pues apenas has empezado a dejar que se te guíe en tus primeros e inciertos pasos de ascenso por la escalera que la separación te hizo descender.
3
El milagro
2
es lo único que debe ocuparte ahora.
4
Aquí es donde tenemos necesariamente que
empezar
.
5
Y, tras el comienzo, el camino se irá haciendo tranquilo y sencillo al elevarse hacia el despertar y el final del sueño.
6
Cuando aceptas un milagro
3
, no
añades
tu sueño de miedo
4
al que
ya
se está soñando.
7
Sin
apoyo
5
, el sueño se desvanecerá sin causar ningún efecto.
8
Pues es
tu apoyo
lo que lo refuerza
6
.
|
|
1
… La
salvación
es el proceso por el cual, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen —regidos como están por las leyes de la evolución y escasez— queremos creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya eterna Unicidad todos —como Almas perfectas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios— estamos realmente. Para ello, vamos dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, queremos pensar con el Espíritu Santo, aceptamos el Redimir para nosotros mismos, perdonamos al otro y a los demás, entablamos relaciones santas y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver
T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
2
Un
milagro
es la máxima expresión de
Amor
que podemos experimentar en nuestro
espíritu
cuando, después de haber aceptado el
Redimir
para nosotros mismos y haber logrado
perdonar
a nuestro hermano por lo que
realmente
no hizo, se corre en nuestra
mente
el velo que nos impedía verlo con la
visión de Cristo
, y nos extendemos a su
Alma
en una unión de Amor en la que también se encuentran incorporadas todas las demás Almas, ya que en el eterno Presente de la
Unicidad
—Que es Donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas— somos Una en Cristo
,
el Hijo único de Dios. En este sentido, al reflejar aquí las Leyes de Dios y la
Verdad
, el milagro trasciende las leyes de este mundo. El uso primario del milagro que hace el
Espíritu Santo
por medio de nuestro espíritu, es extender Su Amor para curar la mente del hermano que hemos perdonado de su creencia en la
realidad
del
ego
y, al mismo tiempo, consolidar la curación de la nuestra. El milagro es el medio para alcanzar la
meta
del Curso. El milagro no se pide sino que sucede, y al suceder, se acepta mediante un acto de
fe
. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y,
LTe.13 (-L341)
3
… sea que lo extiendes a otro(a) u otro(a) te lo extiende a ti…
4
El
miedo
es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando decides pensar con el Espíritu Santo y aceptas solamente los pensamientos amorosos de las Almas de cada uno y de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseña que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver
T2.4, T4.5, T5.7, T11.3, T12.3, T21.5, T23.5, T24.7, T27.3
5
… del razonamiento, lógica y sentido común de tu ego,
6
… en tu mente, en tu creencia en la realidad del eg
|
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T28.4
EL ACUERDO DE UNIRSE
pár 29
|
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T28.4 [29] 9
Ninguna mente está enferma
7
a menos que otra mente
esté de acuerdo
en que están separadas la una de la otra
8
.
10
Y así, eso constituye su decisión conjunta de estar enfermas.
11
Pero si tú
retienes
tu acuerdo
9
y aceptas la parte con la que has contribuido a hacer que la enfermedad sea real, la otra mente no podrá proyectar su culpa
10
sin tu ayuda en
dejarla
que se perciba a sí misma separada y apartada de
ti
.
12
De este modo, el cuerpo
11
no
será percibido como enfermo por
las dos
mentes, cada una desde su propio punto de vista
separado
.
13
Unirte
a la mente de un hermano
12
impedirá que se manifieste
13
la
causa
de la enfermedad y se perciban sus efectos.
14
La curación
14
es el efecto de mentes que se unen, igual que la enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan.
|
|
7
La
enfermedad
de todas las enfermedades, cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas, y dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver
T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
8
… en La
relación especial
, que es la que, pensando, percibiendo y actuando con nuestro ego, entablamos con una o más personas especiales que poseen atributos especiales, con las cuales esperamos llenar nuestras necesidades igualmente especiales. Constituye la renuncia a la eterna y alegre concordia del perfecto Amor que nuestras Almas profesan unas con otras y —Una en Cristo, el Hijo único del Padre— con Dios en Su Unicidad, extendiéndose así la Creación. Es el intento del ego de asegurar para sí el especialismo que Dios le negó, nacido del deseo oculto de que Dios amara a Su Hijo, ahora separado, con un amor especial. Es el insincero interés, amor, amistad o aprecio por otra u otras personas que nuestro ego utiliza para constituir con ellas relaciones por medio de las cuales alcanzar algunos de sus objetivos personales. A veces, estas relaciones especiales devienen en dependencia o codependencia, pero que, en todo caso, siempre constituyen ataques velados. Ver
T15.6aT15.10, T16
9
… y sigues pensando y actuando con tu ego
10
La
culpa
o
culpabilidad
, aquí, cuando pensamos con el ego, es el sentimiento de haber faltado contra las normas que a lo largo de su vida según sus reflexiones, creencias y experiencias, cada uno ha considerado relevantes. En el Cielo no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas Una en el Alma de Su único Hijo, en el eterno Presente de Su perfecta Unicidad. En cambio, aquí reina la imperfección del ego y de sus obras: el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y de la escasez. Cuando creemos que ésa es nuestra realidad, sentimos culpabilidad por no estar a la altura de la perfección relativa que anhelamos. Pero cuando aceptamos el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente somos esas Almas perfectas y eternas que son Una con el Hijo y, por lo tanto, que no nos hemos separado de Dios. También, en nuestras mentes que ahora piensan con el Espíritu Santo, queremos ver las faltas imperdonables como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros, y de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos y hacemos en el Cielo, a saber: Almas que son Una en el Hijo, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo que así era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver
T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
11
… de cada uno: El
cuerpo
—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el
cuerpo
es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver
T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
12
… por medio del
Perdonar
, que es un proceso que comienza cuando habiendo logrado en la vida el mejor lugar que he podido, dadas las circunstancias en las que me ha tocado nacer y vivir, me pregunto si habrá alguna otra manera de vivir en el mundo con menos competencia, agresividad, y defensas, y con algo de paz y alegría; decido que quiero ver al mundo de otra manera, y para lo cual invito al Espíritu Santo a pensar y percibir conmigo. Luego, al darme cuenta de que la clave de la salvación de la separación y del ego está en el otro, quiero verlo de otra manera, es decir, quiero perdonarlo aún sin saber muy bien qué es perdonar de verdad. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que, por estar pensando con el ego, es la guionista y hacedora de todo este mundo en el que creemos que vivimos. Entonces, el Espíritu Santo me dice: "Hermano mío, escoge de nuevo", que es el segundo paso. El tercer paso se da cuando me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonar aquí, porque no hay nada que perdonar en la Realidad —Donde quiero creer que como Almas estamos todos, Una en Cristo— y al lograr perdonar totalmente a ese otro en el mundo real de mi fuero interior, voy a vivir la divina experiencia de Amor de la unión con él que se va a extender a todos. Este es el último escalón que nos lleva conjuntamente a las puertas del Cielo. Ver
T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
13
… en tu mente
14
Curación
es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver
T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
|
|
T28.4
EL ACUERDO DE UNIRSE
pár 30-31
|
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T28.4 [30] 15
El milagro no hace nada precisamente
porque
las mentes
están
unidas
15
y, por consiguiente,
no pueden
separarse.
16
En el sueño, no obstante, esto se ha invertido y las mentes separadas se ven como cuerpos
16
, los cuales sí
están
separados y no pueden
unirse
.
17
No permitas
17
que tu hermano se enferme pues, si lo está, quiere decir que
tú
lo dejaste a merced de su propio sueño, por
estar compartiéndolo
con él
18
.
18
Él no ha visto dónde está la causa de su enfermedad, y
tú
has ignorado la brecha que les separa, que es donde la enfermedad se ha incubado.
19
De esta forma, están
unidos
en la enfermedad
19
, para dejar sin curar la pequeña brecha donde cuidadosamente se estima, protege y sustenta a la enfermedad mediante una firme creencia, no sea que Dios venga a salvar la pequeña brecha
20
con un puente que conduzca hasta Él
21
.
20
No te opongas a Su llegada
22
combatiéndolo con ilusiones
23
, pues Su llegada es lo que realmente
quieres
por encima de todas las cosas que parecen brillar en el sueño.
T28.4 [31] 21
El final del sueño es el fin del
miedo
, pues el Amor
nunca
formó parte del mundo de los sueños.
22
La brecha
24
es
ciertamente pequeña.
23
No obstante, contiene las semillas de la pestilencia y toda suerte de males, puesto que es el
deseo
de mantenerse separados y de
no
unirse.
24
Y así, parece conferirle a la enfermedad una
causa
que
no
es la suya.
25
El
propósito
de la brecha es toda la causa que la enfermedad tiene.
26
Pues fue hecha para mantenerte separado, en un cuerpo que ves como si
fuese
la
causa
del dolor.
|
|
15
La
relación santa
es el reflejo en este mundo de la eterna Relación de Amor de Dios con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas en Cristo, el único Hijo de Dios, Que Él creó y con Quien es Uno en Su Unicidad, Que es donde realmente estamos y, por lo tanto, es nuestra verdadera Realidad. La relación santa es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les permite alejarse gradualmente de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus, que son la parte de la mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo. Es un proceso, generalmente largo, que se inicia cuando dos o más personas que han logrado, en un instante santo, perdonarse totalmente una a la otra, se unen en una meta común a favor de otro u otros, a los que también van a querer perdonar. Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere por medio de sus espíritus; finalmente, cuando en instantes santos privilegiados sus mentes experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora piensen, perciban y actúen principalmente con sus espíritus, extendiendo el Amor del Espíritu Santo a todos y a todo, curando así en sus mentes al mundo de los efectos de la separación. Ver
T17.6, T22
16
… por medio del El
especialismo
, que es la forma habitual de pensar de la individualidad nacida de la diminuta idea alocada del Hijo de Dios que pensó que podía separarse de Su Padre y "hacer cosas" por su cuenta. Al haber olvidado reírse de semejante idea, el pensamiento se convirtió en una idea seria de la que, entre otras cosas, resultó la ilusión de la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez. En esta realidad del ego, es el deseo de cada ser humano de estar separado y lo más arriba posible por encima de las demás seres humanos, de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que es merecedor —por encima y hasta en contra de los demás— de las escasas cosas buenas que ofrece el mundo. Ningún precio es demasiado alto para obtenerlas, y las busca afanosamente en relaciones especiales en las que otros aparentemente le ofrecen amor, amistad y aprecio especiales, así como también a veces, la entrega de sus cuerpos y/o mentes igualmente especiales y, con ellos, de lo que poseen que nuestro ego cree que le hace falta. Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir de verdad, ya que por sí mismo constituye una traición y un ataque contra la eterna y amorosa Unicidad de Dios con Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas son Una. En consecuencia, el especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o error que puedan cometer; además de atacar a los que entre ellos, directa o indirectamente, interfieran o se opongan a sus designios interesados. Ver
T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
17
… en tu mente
18
… de acuerdo a lo que le dictan a tu ego las leyes de la evolución y escasez…
19
… en la relación especial
20
… del egoísmo compartido
21
… mediante los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de los más profundo del subconsciente y piden que los conciencies…
22
… en tu espíritu por medio del Espíritu Santo
23
Ilusión
es todo lo "hecho" por nuestro ego primordial, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver
T8.5 [41], T16
24
… entre la relación especial y la relación santa con el otro(a)
|
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T28.4
EL ACUERDO DE UNIRSE
pár 32-34
|
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T28.4 [32] 27
La causa del dolor es la separación,
no
el cuerpo, el cual es sólo su
efecto
.
28
Además, la separación no es más que un espacio vacío que no contiene nada, no hace nada, y que es como el lugar vacío entre las ondas marinas que un barco deja al pasar.
29
Y este lugar vacío se llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la brecha, y las olas, al unirse, lo cubren.
30
¿Dónde está la brecha que había
entre
las olas, una vez que éstas se han unido y han cubierto el espacio que por un momento parecía separarlas?
31
¿Dónde están las bases de la enfermedad, una vez que las mentes se han unido para cerrar la pequeña brecha que había
entre
ellas, donde las semillas de la enfermedad parecían germinar?
T28.4 [33] 32
Dios tiende el puente, pero sólo en el espacio que el milagro ha dejado limpio y desocupado.
33
Pero lo que
no puede hacer
es tender un puente entre las semillas de la enfermedad y la vergüenza del pecado, pues no puede destruir la voluntad ajena que Él no creó.
34
Deja que los efectos de la enfermedad desaparezcan y no te aferres a ellos con manos impacientes, para guardártelos.
35
El milagro los pondrá a todos a un lado, haciendo así sitio para Aquel Que quiere venir y tender un puente para que Su Hijo regrese a Él.
T28.4 [34] 36
Por tanto, cuenta los milagros de plata y los sueños dorados de felicidad como todos los tesoros que quieres conservar dentro del almacén del mundo.
37
La puerta está abierta,
no
para que entren ladrones, sino tus hermanos hambrientos, que confundieron el brillo de una piedrita con oro y guardaron a manos llenas nieve que relucía como plata.
38
No les ha quedado nada detrás de la puerta abierta.
39
¿Qué es el mundo, sino una pequeña brecha que parece desgarrar la Eternidad y fragmentarla en días, meses y años?
40
¿Y qué son
ustedes
que viven en el mundo, sino una imagen fragmentada del Hijo de Dios, en la que cada fragmento está oculto dentro de un trocito de barro separado de los demás, e inseguro?
|
|
T28.4
EL ACUERDO DE UNIRSE
pár 35-36
|
|
T28.4 [35] 41
No tengas miedo, sino más bien deja que los milagros iluminen tu mundo.
42
Y donde la brecha parecía interponerse
entre
ustedes, únete ahí a tu hermano.
43
Y se verá que la enfermedad
no tiene
causa.
44
El sueño de la curación
25
reside en el perdonar, que tranquilamente te muestra que
Tú
nunca has pecado
26
.
45
El milagro
no
dejará ningún vestigio de culpa que pueda traerte testigos de lo que realmente nunca
sucedió
.
46
Y preparará en tu almacén un lugar de bienvenida para tu Padre y tu Yo
27
.
47
La puerta está abierta para que puedan entrar todos los que no quieran seguir hambrientos y deseen disfrutar del banquete de plenitud que allí se les ha preparado.
48
Y se reunirán con tus Invitados
28
, a Los que el milagro invitó a venir a ti.
T28.4 [36] 49
Este banquete es muy distinto de los que muestra el sueño del mundo.
50
Pues aquí, cuanto más reciba uno, más quedará para compartir con todos los demás.
51
Los Invitados han traído consigo provisiones ilimitadas.
52
Y a nadie se le priva ni nadie puede privar.
53
He aquí el banquete que el Padre tiende ante Su Hijo
y
que comparte equitativamente con él.
54
Y en ese compartir no puede
haber
una brecha en la que la plenitud falte y disminuya.
55
Aquí los años de escasez
29
no tienen cabida, pues el tiempo no forma parte de este banquete, que realmente
es
eterno.
56
Pues el Amor ha plantado Su mesa en el espacio que parecía mantener a tus Invitados
alejados
de ti.
|
|
25
Curar
(o
curación
como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra mente a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver
T2.3 [69], T4.5 [66] 56, T4.9 [106], T5.1 [1]-[2], T5.2 [5] 1, T5.3 [18], T19.2
26
… Tú, como el Hijo de Dios que realmente eres, nunca has pecado en el eterno Presente de la Unicidad, Que es donde todos realmente estamos, como Almas Una en Cristo.
27
Yo
, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios, en Quien todos — como Almas eternas y perfectas— somos realmente Uno y, Quien es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu
yo
es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu
yo
es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno.
Cristo
, aquí, es la experiencia mental, en un instante santo del mundo real, de unión o completa identificación con la mente del otro al que creemos haber perdonado totalmente, experiencia que extendemos a todos y a todo, como reflejo aquí de la eterna Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— somos Uno. Ver
T1.1.32 [45] 7-8, T1.1.34 [48] 8, T30.6 [63] 36, T31.1 [9] 62
28
… a los que has perdonado y, con la visión de Cristo, has reconocido sus Almas perfectas y eternas que, al ser iguales a la Tuya, son Uno en el Alma única del único Hijo de Dios
29
… desde que empezaron el tiempo y el espacio hasta ahora
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