Esa fidelidad es el único camino hacia el aprendizaje de la meditación. Olvida los resultados, por empezar, al menos durante los próximos veinte años. Luego ya no te importarán los resultados, de todas maneras. Esto ubica tu oración en un contexto simple y práctico. Todo esto se ajusta a la perspectiva cristiana. Así lo expresan San Pablo y los primeros cristianos en lo que sintieron como las posibilidades presentes en Cristo, abiertas a cada uno de nosotros. Por esta razón San Pablo escribió su Espístola a los efesios:
"Me arrodillo en oración al Padre, de quien cada familia en los cielos y en la tierra toma su nombre, para que de los tesoros de su gloria pueda otorgarle la fuerza y el poder mediante su espíritu en tu interior" (Ef. 3, 15-16)
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