La verdadera adoración fluye desde nuestro amor y devoción por Dios. La adoración debe ser una forma de vivir, no un evento temporal o un momento en la semana. En todo tiempo debemos ser adoradores fieles de la Palabra de Dios.

Al aceptar, entender y permitir que el Espíritu Santo trabaje en nuestro interior, veremos cómo nuestro exterior será transformado en un reflejo de paz, belleza y compasión. La verdadera adoración viene de adentro hacia afuera.

Dios merece lo mejor y mientras llegamos a esta temporada navideña llena de celebración y gratitud, pongamos todo de nuestra parte para vivir con un corazón humilde en medio de nuestra comunidad, en nuestro hogar, con nuestra familia y en la vida de todos aquellos con los que nos relacionamos. Comprometernos a mejorar nuestras acciones y nuestras actitudes es una muy buena forma de honrar a Dios.

Ser adoradores de Dios es una forma de vida que necesita ser nutrida, honremos, guardemos y protejámosla constantemente.

Randy Morrison
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ES NATURAL
Desde el comienzo, Dios nos diseñó para ser verdaderos adoradores, por lo que l a adoración debe ser siempre una    parte  natural de nuestra vida. 
Cuando la caída nos separó de la presencia de Dios, con Adán y Eva, la naturaleza de nuestra adoración también cayó, y no podemos experimentar la  verdadera adoración sin una conexión con Dios que sea íntima, total y completa. Sin embargo, cuando alineamos por completo nuestro corazón, espíritu, alma, mente y fuerza a la voluntad de Dios, nos equipamos para ser verdaderos adoradores. La calidad, constancia e impacto de nuestra adoración es directamente proporcional a la profundidad de nuestra relación con Dios.

RECUERDA: La verdadera adoración espiritual debe contemplar a Dios en el centro, esa es la ofrenda que tiene valor y que da la honra a Dios. 

Lee, reflexiona y actúa de acuerdo a:  Juan 4:19-22
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LA ACTITUD LO ES TODO
La adoración no se centra en nosotros, ni se trata de un lugar o tiempo determinado, se centra en Cristo. La adoración tiene que ver con nuestra actitud hacia Él. Es nuestra expresión interna del amor y devoción de nuestro corazón. Hacemos esto a través de una actitud de respeto, sacrificio, honor, obediencia, amor, oración y confesión a Dios como parte natural de la vida. Cuando vemos todos los aspectos desde una perspectiva interna, estamos en el camino correcto hacia la verdadera adoración. Al tener completamente alineados la voluntad de Dios con nuestro ser interior, nuestra vida de adoración se encuentra sobre un fundamento firme.  

RECUERDA: La adoración viene desde el renacer del espíritu humano y corresponde a la misma naturaleza de Dios, que es Espíritu. La adoración tiene una devoción genuina que viene del corazón. Esto se refleja como una característica de Dios en la vida del adorador. 

Lee, reflexiona y actúa de acuerdo a:  Hechos 3. 

     
SE TRATA DEL VALOR
Lo que nos hace verdaderos adoradores es el valor que damos a Dios. Nunca debemos pensar que lo que estamos haciendo por Dios no tiene efecto en los demás. El valor de ser adoradores se extiende más allá de nosotros mismos. Cuanto más valor le demos a Dios, vamos a querer hacer más por Él. Nuestro valor inspira niveles más profundos de influencia y relación. Este valor refleja la profundidad de experiencia y relación que tenemos con Dios. Cuanto más valor le demos a Dios, más poderosa será nuestra vida de adoración. Cuanto más honremos y respetemos a Dios, nuestra adoración tendrá más significado .

RECUERDA: Nuestra adoración debe medirse por el valor que le damos a Dios, no por el valor que le damos a nuestras posesiones humanas o mundanas. La pregunta que siempre debemos hacernos es: ¿Cuál es el valor de Dios en nuestra vida? La respuesta debe ser siempre: ¡No tiene precio!

Lee, reflexiona y actúa de acuerdo a:  Juan 12:1-8.

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